Por José Antonio Fernández
Ya estamos en el año 2010. A 200 años de la Independencia y a 100 años de la Revolución Mexicana. Luchas cruentas, de altísima violencia, que sirvieron para que México diera pasos hacia adelante. Muchos muertos.
La Independencia liberó al país del dominio español, lo que no es poca cosa. Sacudirse a un imperio, no se logra todos los días. Por eso el gran festejo hoy.
Y la Revolución le dio alas a los sueños mexicanos. Con el porfiriato la nación ya no iba a ningún lado. Más de lo mismo, era inaceptable. Los revolucionarios se armaron de valor. Hoy los festejamos.
Los españoles quedaron fuera del poder en México hace 200 años y la dictadura de Porfirio Díaz hace cien. Bien podemos decir que hoy los mexicanos estamos solos en este 2010, que nadie nos tiene puesta la pata encima. Aquí gobernamos los mexicanos. Los permisos y concesiones de México, las otorgamos los mexicanos, ningún extranjero da el visto bueno. Los planes de gobierno los hacemos los mexicanos. El presupuesto anual se hace en México. Los jefes de la policía, los ministros de la Corte y los investigadores que cazan criminales son mexicanos. El Ejército recibe órdenes del Presidente, que es mexicano. También son mexicanos los jefes de migración, los de los hospitales y universidades públicas, los secretarios de Estado, los subsecretarios y todos los directores que mandan a la burocracia (que también es en su inmensa mayoría mexicana). De nosotros los mexicanos depende cómo organizamos las elecciones, el consumo del agua, la administración de Pemex y de la CFE (las dos empresas públicas más grandes del país). También somos los mexicanos lo que cuidamos nuestros bosques y toda nuestra riqueza natural. En México los mexicanos diseñamos los planes de estudio con los que se educan los niños mexicanos, los adolescentes mexicanos y los adultos mexicanos. Las leyes en México las hacen diputadas, diputados, senadoras y senadores mexicanos. Todos en el Congreso son mexicanos. Los dirigentes de los partidos políticos y todos sus correligionarios son mexicanos. Mexicanos son los hombres más ricos de México. El campo mexicano es propiedad de los mexicanos y está organizado por mexicanos. La televisión abierta y la radio abierta del país están concesionadas a mexicanos y mexicanos las operan. Los servicios de salud están controlados por mexicanos, al igual que las ayudas a la población más pobre de México. Los más pobres de México son mexicanos. La infraestructura que hoy apoya la ciencia y la tecnología de México fue diseñada por mexicanos y la tienen funcionando mexicanos.
Que los niños de las escuelas públicas practiquen poco deporte, es una decisión tomada por mexicanos. Que el apoyo para desarrollar ciencia y tecnología mexicana sea menor, es porque mexicanos con poder de decisión han considerado por décadas que así debe de ser. Que los mexicanos de unos y otros partidos se maldigan en forma permanente y se descalifiquen prácticamente siempre, es una decisión de ellos que son mexicanos. Que los mexicanos que producen cine no se pongan de acuerdo con las empresas que exhiben cine que están dirigidas por mexicanos, y viceversa, es un asunto que está en manos de mexicanos. Que la pobreza no haya disminuido en México en parte porque los planes mexicanos para combatir la pobreza no han funcionado, es un problema mexicano no resuelto por mexicanos. Que los mexicanos no tengamos una ley que reglamente la publicidad de los productos milagro y la publicidad que se ve en los canales de paga que se ven en México, también es un problema de los mexicanos.
En el 2010 estamos solos los mexicanos ante las deficiencias, los desastres, los pésimos planes, los malos resultados y las frustraciones que hemos acumulado los mexicanos a lo largo de nuestra historia. También tenemos enfrente lo que sí hemos conseguido, nos parezca poco o mucho.
Solos en el 2010, los mexicanos no tenemos un imperio contra quien levantarnos en armas. Tampoco México padece un dictador al que sea tiempo de derribar a balazos. Estamos solos los mexicanos en el 2010. Es tiempo de decidir qué hacer con nosotros mismos, lo que significa que, de entrada, podemos vivir un gran momento (J.A.F.)
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