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Casos |
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Editorial publicado en la Revista Telemundo el 26 de agosto 2014 |
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Estudiar casos reales de emprendedores, empresas, instituciones
y hasta gobiernos con el famoso Método del Caso, enriquece por
igual a derrotistas que a triunfalistas, a pesimistas que
optimistas, a quienes gustan de ver la paja en el ojo ajeno y a
los más timoratos que se victimizan a las primeras de cambio
para evitar verse en el espejo y tener que confesar sus
comportamientos abyectos.
El Método del Caso, con el que trabajan a diario en escuelas y
universidades de todo el mundo dedicadas a ofrecer diplomados
y maestrías en Alta Dirección, es luminoso por múltiples
razones. Apunto aquí cuatro que por sí mismas se constituyen
en faros que alumbran el camino:
Primero: el Método del Caso permite ver que cada momento de
éxito, problema o crisis puede observarse de manera distinta,
todo depende de quién observe y dé el diagnóstico. Sobre cada
éxito, crisis o conflicto hay siempre multiplicidad de puntos de
vista, lo que no quiere decir que todos estén en lo correcto. Eso
sería entrar a un relativismo absoluto, lo que es contrario a la
propia teoría de la relatividad.
Segundo: para que funcione, el Método del Caso se lleva a cabo
en salones de clase a los que deben asistir al menos unos 70 u
80 alumnos. Cuando el profesor o conferencista expone el caso
(una regla básica es que todos los casos sean reales), los
alumnos deben expresar sus puntos de vista para que se dé una
dinámica de trabajo colectivo, lo que rompe de forma natural
con el ¡Yo-Yo-Yo!
Primero es la exposición descriptiva del caso, luego el
diagnóstico de los alumnos y hasta después la opinión. Deja
claro el Método del Caso que primero hay que informarse y
después tratar de entender de lo que se trata, para luego dar una
opinión. El método abre el camino para que la opinión sea más
sólida. No opinar antes de informarse y de tener un diágnostico
-de pensar sobre el caso-, resulta elemental. Si lo aplicamos a la
industria del cine, quiere decir que primero hay que ver una
película para después opinar sobre ella.
Tercero: una vez que los alumnos conocen el caso y dan su
opinión, deben hacer un segundo esfuerzo para intentar ofrecer
una solución al caso o decir qué harían ante tal o cual
circunstancia. Ya no es sólo dar la opinión así nomás al aire, sino
comprometerse con la opinión. Entonces sucede que en el salón
de clases disminuyen las opiniones con propuestas-concretas y
las que se ofrecen suelen ser distintas entre sí y hasta
radicalmente opuestas. La enseñanza a estas alturas, es que así
como cada caso (de éxito, problema, crisis...) puede observarse
de manera distinta, también tiene la posibilidad de resolverse o
ser más poderoso de maneras muy diferentes.
Cuarto: una enseñanza fundamental del Método del Caso, se da
cuando luego de concluir la exposición y conocer las opiniones
iniciales y luego las opiniones-concretas-propuestas, en los
alumnos se da una sensación de que el caso puede no darse por
concluido nunca o que siempre hay caminos nuevos por explorar
que pueden ser mejores para lograr los objetivos. Es decir: si en
un caso dado la empresa hoy tiene éxito y logra vender su
producto o el gobierno es aplaudido por el pueblo, eso no
significa que en breve tiempo ese producto deje de venderse o
ese gobierno sea abucheado por la población.
La vida siempre sigue, en realidad la vida de cada caso sólo se
detiene en el salón de clases, es la gran oportunidad en el
camino para hacer un alto y pensar en colectivo.
Si cada caso es distinto, se puede observar de diferentes
maneras y la fórmula para salir adelante también tiene múltiples
opciones, y además los casos nunca se pueden dar por
totalmente resueltos, la enseñanza mayor es que la frase tener la
razón no es tan definitiva como en muchas ocasiones llegamos a
pensar.
El mundo no es un cuadrado. Cabe aquí apuntar una palabra que
cada día toma más significado: el mundo es orgánico, el
universo lo es. Y lo orgánico siempre se mueve. Es bueno
preguntar: ¿me puedes repetir qué dijiste? (J.A.F.)
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