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Desierto |
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Editorial publicado en la Revista Telemundo el 30 de mayo 2022 |
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Por José Antonio Fernández Fernández
• Este texto lo escribo en Homenaje al Museo del Desierto de Saltillo, Coahuila,
sitio mágico y extraordinario en el que tuvimos el privilegio de presentar la Primera Edición de la Ceremonia de Premiación / Premios Especiales para la RED de Medios Públicos
del Festival Pantalla de Cristal. Siempre agradecidos con la hospitalidad de la RED.
El desierto es polvareda, también paisajes de alta estética que asombran en las películas.
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La palabra desierto significa despoblado, solo, inhabitado. Lugar donde no hay gente. Sin embargo, en el desierto viven a diario millones de personas, desde tiempos inmemoriales se dan las aventuras en el desierto. Lo curioso es que el instructivo básico aconseja no vivir en el desierto, se puede convertir en un imposible.
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Quienes viven en el desierto dicen que forja el carácter, saben que van contra la corriente, que igualmente juegan a las vencidas contra todas las reglas de la lógica, que gozan de los días claros, de los días y las noches frescas también. Que la palabra naturaleza es parte de su vida cotidiana, son conscientes de que no siempre la naturaleza es pródiga. Su conciencia del valor del agua, de la lluvia, del aire que reanima, de necesitar de los demás para que les envíen alimentos y todo tipo de productos básicos, es absoluta.
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Se puede gozar el desierto, esconde tantos secretos que hasta ya tiene su propio gran museo, el peliculesco Museo del Desierto de Saltillo, Coahuila. Único en América Latina.
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Imaginar a diario el desierto quizá nos lleve a que nuestros sentidos se despierten y vean al mundo con esos ojos que siempre se necesitan, los del asombro, del cariño, del amor, de la pasión, de los sentimientos más nobles, de la sensibilidad para admirar y querer todo eso que nos da vida.
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Algo tiene el desierto que provoca una reacción de reto en sus habitantes, de lo profundo de su corazón escuchan una voz que les dice: no me vencerás.
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Una palabra acompaña todos los días a quienes viven en el desierto: Oasis. Significa los sueños y el hogar, es el sitio que de pronto en medio de la nada hace posible la vida, el crecer en sociedad, el sacarle agua a las piedras para construir vidas con el viento en contra mientras la polvareda confunde todos los caminos.
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El desierto es también y fundamentalmente, inspiración. Le da valor mayor a nuestra capacidad de asombro, ese asombro que admira sentir la inmensidad del desierto y al mismo tiempo celebra que en donde nada había y en donde no existían posibilidades para vivir, de pronto hasta a los cactus se les ve contentos (J.A.F.)
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