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Telenovelas |
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Editorial publicado en la Revista Telemundo el 22 de octubre 2012 |
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La palabra telenovela se pone de nueva cuenta de moda, de
hecho forma parte desde hace décadas del lenguaje cotidiano de
millones de personas en el mundo entero y en especial DE
América Latina. La telenovela ha sido vilipendiada por críticos
durante años, aunque el público la aprecia con naturalidad desde
su nacimiento.
La telenovela acompaña la vida diaria de millones de familias
tardes y noches. Quien se engancha con una historia de
telenovela sufre el mal de la telenovela: imposible dejar de verla.
Abundan las anécdotas sobre lo que sucede en bodas y fiestas
de todos los niveles socioeconómicos cuando se realizan
simultáneamente con la transmisión del final de una famosa
telenovela: si hay una televisión al alcance, los invitados dejan el
fiestón un rato para ver el desenlace, aún cuando saben
perfectamente cuál será el final.
¿Por qué las telenovelas son tan vistas en Latinoamérica y
también han ido conquistando muchos países del mundo, como
Rusia y China?, lo que desde mi punto de vista no es casual. Yo
tengo una respuesta que al menos a mí me deja satisfecho
porque me hace sentido. Voy a revelar el máximo secreto en las
siguientes líneas, quien quiera creer lo que digo le agradezco la
confianza, a los que duden o piensen que no va por ahí, no les
guardaré rencor.
Veamos: cuando un director de Hollywood piensa en hacer una
película, de manera obligada pasa por su cabeza el filmar una
persecusión callejera. Para ellos ver en pantalla autos en
persecusión, es sinónimo de la palabra cine. He tenido
oportunidad de estar en varias ocasiones en Estados Unidos y
jamás he visto ninguna persecusión en sus avenidas. Por el
contrario, todos los que viven en territorio norteamericano se
comportan extremadamente bien cuando conducen sus autos y
caminan por las calles. Puedo afirmar que incluso su respeto a
las señales de tránsito rebasa los límites de la obediencia. Si el
letrero indica que el auto debe detenerse dentro de un
estacionamiento totalmente vacío, con absoluta seguridad el
conductor frenará hasta quedar totalmente quieto, observará
hacia un lado y hacia otro y después seguirá su camino con
precaución. Lo más audaz en el tránsito de Estados Unidos es la
velocidad con la que conducen en los famosos free-ways: ahí
viajan autos a 60 millas por hora junto a grandes tráilers de
todos los modelos, da miedo. Pero como todos llevan la misma
velocidad (porque obedecen los límites hacia arriba y hacia abajo
también), con experiencia puede resultar hasta sencillo viajar por
los free-ways. Por supuesto, obedeciendo todas y cada una de
las señales.
Ese comportamiento ejemplar que tienen todos los que viven en
Estados Unidos cuando viajan en auto, camioneta, autobús o
tráiler, es justo lo que les permite gozar hasta el delirio las
películas que presentan alocadas persecusiones que destruyen
multitud de autos, atraviesan centros comerciales, circulan por
banquetas y lobbys de edificios y hasta terminan haciendo
pedazos casas, tiendas de autoservicio, joyerías...
Se regocijan con las persecusiones los norteamericanos.
Elucubro que les da ese sentimiento extremo de gozo porque es
algo que nunca hacen (porque obedecen siempre) y en pantalla
aparenta ser bastante divertido, además de que siginifca la
posibilidad de hacer lo que se quiere antes de obedecer.
Identifican su deseo.
Con las telenovelas sucede que en cada diálogo los personajes
se dicen la neta-neta sin piedad de forma permanente,
comportamiento que justamente en Latinoamérica y
especialmente en México no es costumbre, digamos que no es
bien visto. Por esas frases netas-netas, atrevidas, es que las
telenovelas tiene éxito: “eres un cobarde”, “maldita, me las
pagarás”, nunca será tuyo...”. No hablo de ofensas, sino de
netas-netas. De esas verdades que todo el mundo sabe, pero
que por obediencia en la vida real es muy raro escuchar. En
telenovelas se oyen todo el tiempo, por eso se ven tanto. Las
telenovelas no son escapistas, son aspiración pura (J.A.F.)
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