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Goleador |
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Editorial publicado en la Revista Telemundo el 18 de julio 2017 |
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Por José Antonio Fernández Fernández
El goleador se sentía siempre presionado, ser centro delantero de uno de los mejores equipos de la liga es como manejar un auto a 350 kilómetros por hora, cualquier titubeo en el volante puede terminar en el gran choque que termine con una carrera profesional.
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Esa noche el centro delantero había entrenado por la mañana, después comió en el restaurante de un exfutbolista.
Fue ahí a escuchar consejos, siempre le hacía bien oír experiencias. Disciplinado como es, mantuvo su promedio de anotaciones por 5 años, cazar goles era su modo de vida. Fueron años en los que la fama le persiguió para bien, la petición de autógrafos era cosa de todos los días, la lluvia de invitaciones a fiestas de la socialité formaban siempre una fila india imposible de atender. Pero en los últimos dos meses esa muy larga buena racha, larguísima, había terminado. Dos meses de mala racha azotaban su estado de ánimo: 63 días sin meter gol. Su equipo había entrado en una crisis y todos le echaban la culpa. Su mala racha se convirtió en la mala racha del equipo.
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Cuando llegó a su casa, el goleador saludo a su esposa, sus hijos dormían. Prendió la televisión para ver las noticias y de pronto se encontró con que él era la noticia principal.
- El conductor de la sección deportiva del noticiero daba un anuncio especial: el director del equipo confesó que sí estaba en busca de un nuevo goleador. El reportero le preguntó si eso significaba que ya no se sentía a gusto con su actual goleador, a lo que el entrenador respondió que eso era inexacto.
- El reportero insistió: si usted busca a otro goleador, es que ya no quiere a su actual goleador. El entrenador dijo que podía tener dos goleadores, que eso es común en cualquier equipo.
- Pero el reportero no quitó el dedo del renglón: usted ha anunciando que está en busca de un goleador y no menciona a su actual goleador, significa que su goleador de hoy está siendo ignorado. Si su goleador nos está viendo en este momento por televisión, le aseguro que él mismo se preguntará que está sucediendo con su equipo.
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Azorado, el goleador en su casa se enteró por la televisión que prácticamente había sido despedido, y no solo eso: que buscaban ya su reemplazo. Se preguntó: ¿Cómo es eso? ¿Un empleo se decide en privado o en público? ¿La fama es que todo es público? ¿Todo?
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La mañana siguiente el goleador se levantó temprano, salió de su casa y se subió a un taxi para llegar al entrenamiento con su equipo. Tenía un auto lujoso pero decidió irse en taxi porque quería pasar desapercibido, los periodistas seguro estarían desde temprano esperándolo en la puerta del campo de entrenamiento. El taxista lo identificó de inmediato y no tardó en decirle: lo siento, son unos malditos. Usted es muy bueno, pero ya sabe que uno cae y lo hacen leña. La cosa es que usted siga jugando, la mala racha dura hasta que llega la buena racha, entonces todo cambia. Así como se lo digo, le va a pasar
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