Por José Antonio Fernández Fernández
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Trabajar con Cazals en una filmación no era fácil. Fui uno de los asistentes de dirección en Los motivos de Luz, una muy buena película, con un afortunado guión de Xavier Robles, basado en un caso real de una mujer que mató a todos sus hijos. No era una película para niños. Al igual que trabajar en un set con Cazals, no era para niños. Felipe estuvo en un colegio militar y aplicó esa disciplina a su trabajo. Los técnicos lo respetaban mucho, sabían distinguir a un buen director, Felipe también los respetaba, sabía lo difícil que había sido para ellos forjarse una buena posición dentro del cine mexicano. Ellos habían trabajado con el Emilio “El Indio” Fernández y con Roberto Gavaldón, directores que eran diez veces más duros que Felipe, llegaban hasta a maltratar abiertamente a los técnicos. Uno no va al set a divertirse, sino a hacer un trabajo profesional. Felipe hacía las películas en su cabeza y llegaba al set a ejecutar, no a inspirarse. Felipe no les daba laxitud a los actores, la seriedad con que les hablaba o el temor que les infundía de alguna extraña manera provocaba que sacaran lo mejor de ellos. Tuve la suerte de ver en esa filmación grandes actuaciones de Patricia Reyes Spíndola, Ana Ofelia Murguía, Alonso Echánove, Delia Casanova, Marta Aura y Dunia Saldívar. Paty Reyes Spíndola, la protagonista de la historia, para descargar la tensión del set se desquitaba conmigo diciendo que yo era el espía de Felipe. A mi no me importaba, me hacía gracia. Yo le agradezco a Felipe que tuviera tanta confianza en mí, sin conocerme profesionalmente, solo en lo social. Nunca le quedé mal, sí era muy exigente pero nunca me sentí agredido por él. Se dice que Felipe era un cabrón, todos los buenos directores lo son. He visto a Spielberg dirigir y también es un cabrón, por mencionar un ejemplo. Desconfío de los directores que caen en el juego de los actores para que los apapachen, Felipe inteligentemente le dio ese trabajo a Dana Rotberg que había hecho un documental sobre la protagonista de Los motivos de Luz. A Dana todos los actores la querían mientras que a mí me odiaban. Felipe ya había hecho Canoa, El Apando y Las Poquianchis, historias muy fuertes y descarnadas, a Felipe le dolía México y lo expresaba en su cine. Con todo lo bueno y lo malo que se dice de él, Felipe fue el único director con quien trabajé, que me trató como un profesional, no como a su hijo, su aprendiz o su amigo. Él confiaba en sus jóvenes colaboradores, esperando que llegáramos a hacer buen cine, siempre le estaré agradecido por eso. Entre otras tareas me dejó encargado de los niños de la película, a los que en la historia su madre mata. Yo hice el casting de los niños solo, en un barrio de paracaidistas donde se filmó gran parte del largometraje. Los fotografié, Felipe los escogió por las fotos y creo que nunca habló con ellos, no tenía el humor y yo feliz de transmitirles lo que el director quería, ¿quién te da unaoportunidad de esas? La película se realizó en el año de 1985, una época difícil para el cine mexicano, se hizo con un bajo presupuesto. En un set el mejor amigo del director debe ser el fotógrafo y no los actores, Ángel Goded era su mejor amigo en el set. Creo que en la actualidad muchos de los jóvenes cineastas mexicanos se creen autores y tratan de reinventar el cine a partir de sí mismos y de las películas que han visto, en vez de intentar insertarse en la tradición del buen cine mexicano (que desconocen) como sí lo hizo Cazals. Felipe pertenece a la primera generación de cineastas que estudiaron cine fuera de México. Estudió en París junto con Paul Leduc y Tomás Pérez Turrent, pero no regresaron a México a copiar a Godard o a Truffaut, sino a romper la infranqueable barrera del anquilosado cine mexicano que ya había vivido su Época de Oro. La generación de los setenta corrió con la suerte de que Rodolfo Echeverría, quien era el hermano del presidente Luis Echeverría, fuera el jefe del cine (había sido actor). Les pedía a los directores de esa generación que hicieran un cine crítico con contenido social, salieron muy buenas películas, el cine mexicano vivió una Segunda Época de Oro, así lo considero. Felipe era un rebelde, un outsider de joven, entonces el mundo del cine, al igual que para mí, era su lugar perfecto. Siempre he dicho que la gente que trabaja en cine somos como los marineros que se lanzaban a la locura de recorrer el mundo sin saber si la tierra era plana o redonda, o si algún día volverían a ver a su familia, esa es la mentalidad que tenemos y Felipe era el capitán del barco. GRACIAS MAESTRO
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