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Por José Antonio Fernández F.
Para complementar esta entrevista, le recomendamos
también consultar
otras entrevistas publicadas anteriormente en la Revista Telemundo con:
Ricardo Salinas Pliego, Presidente de Grupo Salinas
Mario San Román, Director General de TV Azteca
Esteban
Moctezuma, Político y Directivo
José Ramón Fernández,
Periodista y Productor
Pati Chapoy, Periodista y Productora
Jorge Pickering, Ingeniero y Directivo
Joaquín
Lopez-Dóriga, Periodista
Carmen
Aristegui, Periodista
Javier Alatorre es un hombre joven. A los 33 años se sienta todas las
noches a conducir el noticiario más importante de Televisión
Azteca, la segunda cadena televisiva de mayor relevancia en el país.
Al final de la entrevista le preguntamos si es ambicioso, nos respondió que
sí. Pero le advertimos que en México calificar a alguien de ambicioso
puede significar algo malo. Javier Alatorre aclaró sus ambiciones: es
una palabra muy dura, usarla en México puede significar algo dañino.
No lo soy en términos de la cuota o dosis de poder que puedas tener.
No. Lo soy en términos de estar tranquilo (que de pronto cuesta trabajo).
Aunque suene cursi, soy ambicioso en términos de cariño. Soy
ambicioso de que el trabajo salga bien (porque siempre es la única oportunidad
que tienes), de ganar más audiencia, de presentar lo novedoso, de tener
la oportunidad de aplicar la última tecnología. Yo confío
en los amigos, soy ambicioso en términos de amistad.
JOSE ANTONIO FERNANDEZ: ¿Entraste a trabajar a Canal 13 en tiempos
de Joaquín López Dóriga, en el sexenio de López
Portillo? Alguien me dijo que te iniciaste como reportero.
JAVIER ALATORRE: (Brinca del asiento, para luego iniciar la respuesta) No,
me inicié como mensajero. Yo estudiaba en la Preparatoria Juárez.
Por cuestiones familiares, mi mamá tenía buena relación
con Enrique Amhed (quien fue conductor de noticias), y ahí empecé a
ir a Canal 13. Fui aprendiendo, me divertí y me interesé en trabajar
ahí. Yo hacía las copias del guión que leía López
Dóriga (hacía los ditos). Tiempo después pasé como
redactor. Sara Moirón me ponía tremendas regañadas. Terminé la
prepa y pensé en estudiar Derecho en la UNAM o Economía en la
UAM. Para entonces yo había decidido que no haría carrera en
la televisión, aunque seguía trabajando en Canal 13 en tanto
entraba a la universidad y buscaba otra cosa. Pasé a ser redactor de
información internacional. Formamos un equipo con periodistas de primera,
como Diego, Marta Moncada, Luisa Riley y Víctor Calderón. Trabajábamos
muy bien. Me fue gustando.
De la Facultad de Derecho brinqué a Economía y de ahí,
ya por convencimiento y gusto, estudié Comunicación en la UAM
Xochimilco.
J.A.F.: ¿Terminaste la carrera?
J.A.: Por supuesto. Y ya no me salí de noticias. De redactor de información
internacional pasé a coordinar a los corresponsales extranjeros (donde
hice buenos amigos). Por cierto, en ese tiempo batallé porque algunos
me veían muy joven y eso no todo el mundo lo aceptaba. Tenía
unos veinte años cuando me encargaron coordinar el noticiario de la
noche.
J.A.F.: De Canal 13 salieron López Dóriga, Paco Ignacio Taibo,
Ibarrola y otros más, y tú te quedaste.
J.A.: (La respuesta no es inmediata. La piensa, le da unas cuantas vueltas).
El término te quedaste no me gusta. Eso podría decirse de un
florero, que no hace nada pero ahí permanece. Yo seguí trabajando.
J.A.F.: La pregunta sería: ¿continuaste trabajando ahí?
J.A.: Eso es otra cosa. Continué porque me gusta este trabajo. Tengo
17 años en esto. Es más, sigo teniendo buena relación
con la gente que estuvo aquí y anda por otro lado.
J.A.F.: Sé que en algunas épocas te tocó llegar a las
tres de la mañana para preparar el guión del noticiero matutino. ¿Así son
los castigos en la televisión?
J.A.: Yo nunca me he sentido castigado por trabajar en la televisión.
Por el contrario, aún cuando me tocó llegar como vampiro en plena
madrugada, para mí este trabajo siempre ha sido un privilegio.
J.A.F.: De estos 17 años que
has vivido las noticias en lo que hoy es Televisión Azteca, ¿cuáles
serían, según
tu percepción, las mejores épocas y cuáles las peores?
No te pregunto por sexenios, porque tengo la impresión de que esto no
puede medirse por sexenio, sino por épocas y por los tiempos en que
estuvo tal o cual persona. Y te lo pregunto desde el punto de vista noticioso.
J.A.: Puede sonar a lugar común, pero creo que ésta es la mejor época.
J.A.F.: ¿Por qué lo crees así?
J.A.: Veo más concretos los resultados del trabajo de equipo y del concepto
de empresa de comunicación. Además siento que avanzamos en el
trabajo, y no hablo en forma individual sino como equipo. Me gusta lo que llamamos
en Televisión Azteca: la cultura del alto riesgo.
J.A.F.: ¿A qué te refieres
con eso?
J.A.: Es entrarle a los retos. El saber que la posibilidad de éxito
está ahí, pero que implica una mayor responsabilidad y que tienes
que asumir el avanzar para llegar. Me gusta tener un equipo conformado por
gente joven y plural, que asume la cultura del alto riesgo y busca el éxito.
No a todo el mundo le gusta la responsabilidad del éxito. Nosotros no
hemos alcanzado el éxito pleno, pero estamos con la sensación
de que vamos y vamos bien, aunque sabemos que hay mucho qué hacer. De
hecho siempre va a faltar algo, porque las exigencias de este negocio son muy
cambiantes. Tú lo sabes.
De las épocas anteriores, te puedo decir que me gustó mucho la
de Joaquín López Dóriga. Aprendí en ese tiempo.
Había recursos, cosa importante porque la televisión es un asunto
muy caro. Luego hubo un largo periodo en que el Canal estuvo muy manoseado
por muchos personajes del gobierno. Llevo 17 años en esto y todos han
sido distintos.
J.A.F.: Es claro que ustedes andan
buscando un estilo diferente de hacer noticias por televisión. Pero creo que la gente todavía no termina de
apreciarlo como un estilo diferente, como una verdadera opción, parece
que hay algo que todavía no les termina de cuajar.
J.A.: Sí, estamos buscando ese nuevo estilo. Pero nosotros siempre debemos
de partir de que la noticia es la misma. La noticia no la inventas, es un hecho
que ahí está. Estamos buscando ser más claros, de incluir
otras fuentes, de contar historias y de darle otro ritmo a la información.
De hacer siempre atractiva nuestra imagen. Y algo muy importante: estamos decididos
a ganar la audiencia.
En año y medio que lleva el noticiario, hemos cambiado de escenografía
cuatro veces, porque pensamos que debemos estar en movimiento. Por supuesto
que no creemos que ya cuajó. Nosotros estamos en un proceso de búsqueda
y tenemos el apoyo de los directivos de Televisión Azteca. Sabemos que
ahí vamos. Estamos trabajando nuestro nuevo concepto con editores, camarógrafos,
redactores, productores y todo el equipo. Sabemos que a la larga, la diferencia
será evidente.
J.A.F.: Cuando caminábamos hacia la mesa nos encontramos a un muy alto
funcionario (Jesús Hernández Torres) de un Estado (Puebla) cercano
a la Ciudad de México. El te felicitó cordialmente y te dijo
que tu labor era importante porque es necesario que exista un contrapeso en
las noticias por televisión. ¿Sientes que debes jugar el papel
de contrapeso?
J.A.: No. Yo respeto mucho el trabajo de todos los colegas y siento que todos
hacemos el mejor esfuerzo. En este momento, no creo que absolutamente nadie
se duerma en sus laureles. Sentirme contrapeso sería como acusar de
algo a la otra parte, o decir que sólo hay dos partes, y se tomaría
el otro modelo para hacer el contrapeso. No es el caso. Nosotros en Hechos
no tenemos como parámetro lo que esté haciendo Televisa. Su trabajo
es respetable y no vemos lo que ellos hacen para nosotros irnos por el otro
lado. Si alguien lo interpreta como contrapeso, bien, pero yo no lo veo así.
Ni quisiera etiquetar al noticiario Hechos.
J.A.F.: Hace algunos años coincidí en unas conferencias con
Héctor Aguilar Camín. Al término de una de las sesiones,
caminamos hacia una cafetería. El traía un par de periódicos
en la mano, y comentó, con la forma dura que lo caracteriza, agitando
los periódicos: “en estas primeras planas no hay un sólo
hecho... esto son puras opiniones”. Y luego agregó: “el
periodismo español es de hechos, no sólo de opiniones”.
Si transporto ese comentario de Aguilar para hablar de las noticias en televisión,
(por supuesto sin su permiso y aclarando que no sé lo que piense hoy
de los periódicos mexicanos de 1996), te podría decir lo mismo:
que abundan las opiniones pero que están ausentes, en buena medida,
los hechos. ¿Qué pasa en México que las opiniones casi
siempre ganan los espacios noticiosos a los hechos?
J.A.: Creo que hay una mala costumbre en cómo obtener la información,
y en quién te va a generar el conocimiento para dar la noticia. Durante
mucho tiempo hubo esa mala costumbre entre los medios y el gobierno porque
el gobierno jugaba el papel del gran generador de información. Además
los reporteros regresaban al mismo gobierno para obtener reacciones, es decir,
para conseguir opiniones de fuentes gubernamentales. Entonces la pantalla se
llenaba de un exceso de opiniones. Nos empezamos a dar cuenta de que el poder
ejecutivo generaba la información, y sobre ella opinaban el poder legislativo
(diputados y senadores) y los partidos políticos, y ahí encontrábamos
apoyo o rechazo a la noticia original y difícilmente se iba más
allá. Es algo que todavía cuesta trabajo romper. Pero si queremos
crecer y queremos avanzar en términos de audiencia, tenemos que romper
ese círculo de opiniones.
Aclaro: no quiero decir que lo que digan ejecutivo, legislativo y partidos
no sea importante, pero creo que hay que retomar a los demás actores
sociales y buscar la información en sitios donde antes se suponía
que no estaría. En la medida en que se busquen otras fuentes de información
vas encontrando los hechos. Es cierto, de pronto te puedes encontrar un noticiario
con puras opiniones, que si bien de algún modo logran generar algún
conocimiento, probablemente lo que hacen es sólo darle vueltas a un
hecho ya conocido y asimilado, y que en algún momento puede ser poco
tolerante el quedarte en las puras opiniones, en tanto no les das espacio a
aquellos que no piensan igual que tú.
J.A.F.: ¿Esto querría
decir que los noticiarios de televisión
tendrían que actuar más a la manera de CNN: si hay una guerra,
hay que ir
a la guerra y transmitir desde ahí, y si hay un incendio estar a una
nariz del fuego?
J.A.: Creo que, de perdida, si hay un incendio hay que decirlo. ¡Hay
que decirlo!
La gran dificultad de la televisión es que el público quiere
ver todo lo que decimos. En radio es otra cosa. Sus noticiarios duran muchas
horas.
J.A.F.: El Mago Septién llegó a narrar por radio un partido
que nunca existió.
J.A.: Creo que hay que acercarse a los hechos. Nosotros hacemos un programa
informativo y no de opinión.
J.A.F.: Estás en la segunda cadena de televisión más
importante de México y todas las noches conduces el segundo noticiario
de televisión de mayor relevancia del país. ¿Cómo
sientes esa presión?
J.A.: No es una presión, es un gusto formidable. Puede ser una presión
en términos del trabajo, de que no quieres ser el segundo espacio sino
el primero. En ese sentido sí es presión, pero el término
presión me suena a agobio y ni yo ni el equipo estamos agobiados. Al
contrario, es como una vitamina. Es algo maravilloso.
Yo creo que en esto hay que manejarse con una gran humildad. Esto es un gran
privilegio. Me gusta mucho mi trabajo, ¡muchísimo! Y yo también
soy ciudadano y público, también tengo dificultades cotidianas.
No soy una clase aparte. Mi privilegio consiste en poder trabajar en lo que
me gusta y hasta ahí. Yo no permitiría que el Javier Alatorre
de la televisión sea el que está hablando contigo.
J.A.F.: ¿No es el mismo Javier
Alatorre?
J.A.: (Responde con buen humor) No. Yo ahí tengo la misión de
informar, pero no voy a salir de ahí para seguir dando noticias por
la calle. Imagínate que me meta al súper y me acerque a las señoras
para darles las noticias,
eso sería algo muy curioso. Nunca lo he intentado, aunque alguna vez
lo haré para ver qué pasa.
El otro día me estaba saboreando un helado y llegó un niño
que me dijo: oiga señor, ¿me puede decir las noticias de hoy
en la noche?
J.A.F.: ¿Y el estar en esa silla todas las noches, te lleva a pensar
que tienes que estar siempre en excelente condición, como los buenos
jugadores de futbol? (Dicen que Hugo Sánchez, luego que acababa el entrenamiento,
le pagaba a algunos compañeros para que se quedaran a tirarle centros.
Quería ser goleador).
J.A.: Sí, también tengo que estar en condición.
J.A.F.: ¿Cómo la obtienes?
J.A.: Debo estar en contacto con los actores de la vida política, de
los diferentes niveles de gobierno, con empresarios y con otros colegas. Es
necesario evaluar y medir lo coincidente que soy con diversos puntos de vista.
Y también es importante evaluar lo que te pasa a tí como ciudadano:
con tus finanzas, con tu trabajo, con tus amores, con tus gripas, en fin, con
tu vida. Porque cualquier ciudadano es termómetro de lo que está sucediendo.
Y también es clave tener cercanía con todo el equipo de trabajo.
Cuando los camarógrafos del estudio se están durmiendo quiere
decir que el noticiario se está cayendo, en cambio cuando comentan la
información es que las cosas funcionan.
J.A.F.: Algo que yo percibo (y que
algunas personas más también
me lo han comentado), es que ustedes los conductores de noticiarios se están
cargando al lado amarillo de la noticia, y se han alejado del análisis.
J.A.: Por ahí alguien me comentaba (un funcionario de muy, muy, muy
alto nivel) que estábamos alejándonos de la información
política, y dábamos paso a la información amarilla. Yo
le dije: es que desde hace algunos meses la información política
va de la mano de la nota roja. La información sensacionalista se está generando
en la clase política, porque la nota roja de toda la vida ahí está y
esa no la estamos reproduciendo. Las notas amarillas que hemos estado dando
son información de hechos políticos que tienen todos los ingredientes
de la nota roja.
J.A.F.: A la gente le gusta hablar de la nota roja.
J.A.: (Agudo, responde) Les gusta hablar de política, ¿verdad?
J.A.F.: Hace poco entrevisté a Carmen Aristegui y me dijo que ella
sentía que esta era una época de mucha libertad.
J.A.: La libertad hay que ejercerla. Si alguien la quiere interrumpir debes
denunciarlo. Y para ejercerla yo me pregunto: ¿qué tan libres
hemos sido desde niños en la relación con nuestros padres, con
los amigos y en la escuela? ¿Qué tan libre eres con tu mujer? ¿Qué tan
libres somos en el trabajo?
Los medios siempre son señalados, pero creo que todos debemos preguntarnos
si la libertad forma parte de nuestras vidas. Creo que la pobreza, la falta
de educación, la impunidad, la falta de democracia y de justicia, frenen
tu libertad. Hay que tener una sociedad sana, con los mínimos de bienestar
resueltos, en la que se logre avanzar sobre la pobreza. Una sociedad sana te
dará medios sanos. A mí no me interesa ser el dedo acusador.
Yo soy un informador y debo abrir espacios en la televisión, aún
a aquellos que no piensan como yo. Ser tolerante es la forma de acercarse a
la sociedad.
J.A.F.: Los hechos violentos han
complicado la vida del país, nos han
hecho olvidar que los mexicanos también tenemos realizaciones.
J.A.: Nosotros sí hemos buscado a esos mexicanos, y cuando transmitimos
esas historias la gente las sigue. Pero la información de los problemas
del país es apabullante.
• La entrevista la realizé a finales de 1995. Para diciembre del
2000 Javier Alatorre sigue siendo la figura de noticias más importante
de TV Azteca. En su curriculum debe destacarse que fue quien derrotó finalmente
a Jacobo Zabludovsky. Alatorre tuvo un auge que tiró el rating de Jacobo
y obligó a que en Televisa decidieran sustituir al legendario conductor
de noticias. Hoy Alatorre se ubica sólo a unos cuantos puntos de rating
por debajo del noticiario de Joaquín López Dóriga de Televisa.
Vale decir que en TV Azteca no existe aún una segunda figura en noticias
que tenga un punch similar al de Javier Alatorre (José Antonio Fernández).
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