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Humberto Vélez
El creador de la voz de Homero Simpson, cuenta su historia
Publicada en la Revista no. 96 el 20 de agosto 2007
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Por José Antonio Fernández F.

Para complementar esta entrevista, le recomendamos también consultar otras entrevistas publicadas anteriormente en la Revista Telemundo con:
Rebeca Jones, actríz, Humberto Zurita, actor, Ari Telch, actor, Fernando Luján, actor, Rafael Inclán, actor, Vanessa Bauche, actríz de cine y Andrés Bustamante.

Humberto Vélez es el creador de la voz de Homero Simpson en español. Y subrayo que es el creador, porque Vélez no copió la voz norteamericana, consiguió crear una voz que hoy identifican muchos millones en América Latina. Esa voz es hoy todo un símbolo. Por eso lo invitan a dar conferencias a distintos países y es noticia cada vez que alguna de sus declaraciones aparece en los periódicos. Se gana las primeras planas de los diarios.
Así como Guillermo Arriaga es el único mexicano escritor de cine conocido por una enorme cantidad de espectadores de México y de muchas naciones más, así Humberto Vélez es el único mexicano doblador de voz que es conocido tanto en México como el extranjero por el público. Su creación de voz le dio a Homero Simpson una relación más que amigable con los televidentes. Homero es amado.
En la parte final de la entrevista, Humberto Vélez cuenta cómo diseñó con precisión la voz de Homero para que
tuviera las cinco características que la hacen inconfundible, y que lo proyectan con el público porque retratan justamente lo que Homero es: padre de familia al que le gusta beber cerveza (voz madura y aguardientosa), que tiene un muy leve retraso mental porque alguna vez se metió un crayón por la nariz (su voz es un poco torpe). Además, como Homero no controla sus movimientos del todo, su voz sube y baja (hace graves y agudos todo el tiempo). Y la cereza del diseño sonoro de Humberto Vélez, es que al mismo tiempo supo imprimir ternura a la voz de Homero. Su voz retrata una característica clave del personaje animado más famoso de toda la historia: sabe amar. Así, su voz es aguardientosa, madura, torpe y de tonos disparatados, pero, al mismo tiempo, sabe ser dulce.
Humberto Vélez es un doblista de voz genial.
José Antonio Fernández: ¿En qué momento surge tu idea de ser un actor de doblaje de voz?
Humberto Vélez:
Cuando era muy chico, yo vivía en Tehuacán, Puebla. Mi tía Alicia me llevaba la revista Tele-Guía. Me gustaba leer una columna de Chucho Gallegos, que se llamaba "Abismo, entre voces e imágenes". Era una página. Del lado izquierdo de la plana, publicaba el retrato de un actor gringo con su biografía. Aparecían estrellas de series de televisión de entonces, como Los Munsters o Los locos Adams. Y del lado derecho, publicaba la foto del actor mexicano que doblaba la voz al español de esa estrella. Debajo escribía la biografía del doblista. Ahí descubrí que existía el doblaje. Yo tenía 11 años. A partir de entonces me empecé a fijar en las voces y me gustó el manejo de la voz. Yo me lo explico así: fue un llamado, sentí que eso era lo que a mí me gustaba.
Cuando mi tía Alicia llevaba el Tele-Guía, yo sólo leía esa sección de Chucho Gallegos. Ahí descubrí a muchos de los actores con los que trabajé después. Por el Tele-Guía me enteré que la voz de Pedro
Picapiedra la hacía Jorge Arvizu, el Tata. Es un doblaje extraordinario hecho por un artista. Cuando supe que la voz de Pedro Picapiedra estaba doblada, confirmé lo que quería hacer en la vida.
El maestro Arvizu doblaba también al Súper Agente 86 y a Benito Bodoque, entre muchos otros.
José Antonio Fernández: ¿Te inscribiste en alguna escuela para estudiar actuación?
Humberto Vélez:
Ese llamado de los once años se me olvido por un tiempo y no le hice mayor caso. La insistencia familiar me llevó a estudiar Derecho. Cuando me tocó ir a consultar un expediente en el Tribunal, casi vomito. Era un caso de un indio de la sierra de Oaxaca que había perdido un expediente de cambio de nombre. Su asunto no sólo no se resolvió, sino que terminó perdiendo sus tierras en el juicio porque su nombre había sido mal registrado. No me sentí bien. No era mi vocación.
José Antonio Fernández: ¿Qué haces entonces para convertirte en actor?
Humberto Vélez:
Tiempo atrás yo había estudiado arte dramático en Estados Unidos, en Dayton, Ohio. Hablé con mis papás, les dije que mi vida no era ser abogado y que regresaría a la escuela de
actuación. Me inscribí a la Academia Andrés Soler y ahí me sentí feliz. Sin embargo, debo decir que volví a olvidar el doblaje. En ese momento todos los que estudiábamos en la Andrés Soler, incluyendo a los maestros, aspirábamos a ser actores de teatro, televisión y, sobre todo, de cine. El cine mexicano en los setentas vivío una muy buena época. Era artístico.
José Antonio Fernández: ¿Conseguiste ser actor de cine?
Humberto Vélez:
El problema es que el físico con el que yo fui dotado, no daba para el cine. No tenía ese físico impresionante de, por ejemplo, José Carlos Ruíz, que con su mirada impacta la pantalla y define el ser mexicano. Mi cara es de mexicano, pero no es cinematográfica. Mi figura no impacta en el cine. Saberlo me deprimió horriblemente. Me llevó al alcoholismo muy pronto. Lo entendí después, pero en ese momento me frustró de manera terrible.
José Antonio Fernández: ¿Cuánto tiempo insististe en ser actor de cine?
Humberto Vélez:
Muchos años. Hasta 1985. Fui a cualquier cantidad de castings y no tuve suerte. Ellos buscan gente con impacto inmediato.
Aclaro que no le echo la culpa a la gente del cine. Quizá yo no tenía la suficiente educación actoral o no sabía hacer bien las cosas en ese momento. A pesar de haber estudiado, era más mi entusiasmo por el cine que mi preparación verdadera. Yo no le echo la culpa a nadie ni tampoco soy de los que digo que el país no me hizo justicia. Si yo no logré hacer cine, fue porque yo no podía y no porque los directores fueran tontos y no lograran ver mi talento.
Hoy todo esto me queda claro, pero en ese tiempo sí pensaba que el país estaba muy idiota. Hoy sé que esa explicación era falsa.
José Antonio Fernández: ¿Qué camino buscaste para seguir con tu sueño de ser actor?
Humberto Vélez:
Me fui por el camino del desarrollo de mi voz. Empecé a trabajar en Radio Educación, que en esos tiempos era muy buena. Estaba en auge la radio cultural. Ahí transmitíamos programas con Chava Flores, Amparo Ochoa, Tehua y con actores de la talla de Héctor Bonilla. También trabajé en el Imer (Instituto Mexicano de la Radio) y en Televisión Educativa, que también entonces tuvo un boom de producción con programas interesantes y bien hechos. A pesar de que yo me abría camino en la radio y la televisión cultural, de todas maneras yo seguía
presentándome todos los días en los Estudios Churubusco y en Televisa. Me iba en bicicleta, como lo sigo acostumbrando hasta hoy (aunque tengo auto).
José Antonio Fernández: ¿Vivías solo?
Humberto Vélez:
No, yo me he casado tres veces.
José Antonio Fernández: ¿Qué pasó con tu crisis personal y con el alcoholismo?
Humberto Vélez:
Se fue ahondando, porque sentí una frustación al no poder haber hecho ni cine ni televisión comercial. Para mí era un fracaso estar en la radio y la televisión cultural. Sentía que estaba ahí porque no la había hecho en el medio comercial.
Mi alcoholismo era brutal. El peor momento fue cuando acabé bebiendo todos los días, mañana, tarde y noche, durante más de seis meses. Un día de mayo de 1995 me dio delirium tremens, y entonces fue cuando dejé de beber.
José Antonio Fernández: ¿Qué viste cuando te dio el delirium tremens?
Humberto Vélez:
El delirium tremens es cuando ves arañas y elefantes encima de tu cama. Es cuando no controlas ni lo que ves, ni lo que dices y tampoco lo que haces, pero estás perfectamente consciente de lo que te está sucediendo.
Es un sufrimiento espantoso porque te das cuenta que ya te mataste neuronas y que el próximo paso es la locura. Por fortuna para mí, esa misma conciencia del momento horroroso que estaba yo viviendo, fue la que me hizo echarme para atrás ese mismo día y me prometí no volver a beber nunca.
Con el debido respeto que tengo de los grupos de Alcohólicos Anónimos, decidí hacer caso omiso de su método del Sólo por hoy, y yo dije: nunca más. Llevo más de diez años cumpliendo el nunca más.
A través de la madurez que da el tiempo he aprendido que mi compromiso es demasiado grande, que los doble A (Alcohólicos Anónimos) tienen
razón al pensar que no se puede hacer un compromiso a tan largo plazo. Por eso, ahora mi compromiso lo hago cada día, al igual que ellos, y quizá hasta más de corto plazo. Si hoy me ofrecen una cerveza, simplemente digo que no, y esa no me la echo. Lo que me da otros tres días para vivir libre de la tentación de la bebida.
Sé que el alcoholismo no abandona nunca y que es necesario resistir.
José Antonio Fernández: ¿Armaste un estudio de audio en los ochentas?
Humberto Vélez:
En 1985, cuando mi alcoholismo llegó a todo lo que daba, monté un estudio de grabación. A pesar de que yo era el dueño del estudio y que estaba felizmente casado, insistía en ser actor de cine. Compré esa idea, y viví años pensando en que si no era actor de cine, no era nadie. Creí que debía ser estrella, ganar mucho dinero y ser famoso. Como las cosas no eran así, yo vivía frustrado. Por años le hice caso a otros, no a mí. Hoy sé que una persona debe hacer lo que quiere, aunque a los demás les parezca que eso que a tí te gusta sea mediocre o tonto. Estoy convencido que debemos enseñar a los niños a ser más introspectivos y a tener más confianza en lo que ellos piensan y quieren.
José Antonio Fernández: ¿Cómo es el medio del doblaje de voz en México?
Humberto Vélez:
El doblaje es un microcosmos que refleja fielmente cómo es México. En esta industria del doblaje estuvimos mucho tiempo como el PRI: durante años fuimos los únicos. En México se
doblaban al español casi todas las series producidas en Estados Unidos y Europa. Después de ser los únicos pasamos a ser los mejores, lo digo con ironía, y luego nos sacaron de Los Pinos (hago la analogía), y ahora, en vez de ponernos a chambear, nos dedicamos a darnos patadas unos a otros para tratar de explicar quién tuvo la culpa de que ya no estemos en Los Pinos. Mientras tanto, las empresas de doblaje nos ven desde lejos, hacen hoy lo que ellas quieren y se siguen hinchando de dinero. Tal y como sucede entre México y los países más avanzados.
Las empresas, como el gobierno en México, están sólo preocupados por la macroeconomía, cuyo resultado es que hay 5 hombres muy ricos mientras el resto va resolviendo sus cosas como puede. Cuando la fórmula tendría que ser educar a todos de a deveras, para hacer un país fuerte. Te aseguro que con educación, la macroeconomía sería mejor. Así lo hacen los países de mayor desarrollo.
Pero si cuando te va bien te pones a hacer lo que te da la gana y no lo que tienes que hacer, entonces te metes en problemas. Eso pasó con el doblaje. El PAN y el PRD (los adversarios del PRI) del doblaje, son países como Venezuela y Chile. Vieron el mercado, empezaron a doblar y se convirtieron en una opción. En los años noventa se fortalecieron los sudamericanos y nuestro doblaje se fue al demonio.
José Antonio Fernández: ¿Sigue habiendo crisis en la industria del doblaje en México?
Humberto Vélez:
Claro, y no tenemos unidad.
José Antonio Fernández: ¿Cuál ha sido el peor momento de la industria del doblaje en México?
Humberto Vélez:
Este. Hace dos años se perdieron Los Simpson y siete series más. Fuimos los dueños de la serie más exitosa de todos los tiempos, nosotros mismos nos la quitamos y ahora nuevamente se hace en México. Es increíble, pero la peleamos entre nosotros, la perdimos y la ganamos. Te lo digo más claro: nosotros peleamos con nosotros mismos.
José Antonio Fernández: ¿Cómo se da ese pleito entre ustedes mismos?
Humberto Vélez:
Se da entre la empresa y el trabajador. En vez de negociar para llegar a un acuerdo, ambas partes se fijan en su posición, tal cual lo hacen nuestros políticos, y nadie cede un
centímetro. El resultado es no llegar a nada.
José Antonio Fernández: En el caso específico del pleito por el doblaje de Los Simpson, ¿qué quería la empresa de doblaje?
Humberto Vélez:
La compañía quería quitar del contrato laboral la cláusula de exclusividad, que tenía 40 años de vigencia. Esa cláusula decía que sólo los trabajadores de la ANDA (Asociación Nacional de Actores) podían trabajar en esa empresa (Grabaciones Internacionales y Doblajes, S.A. de C.V.).
José Antonio Fernández: ¿Crees que la empresa tenía razón el querer quitar esa cláusula de exclusividad de la ANDA?
Humberto Vélez:
Al menos creo que podría haber sido negociable. Para empezar, preguntarles por qué querían quitar la clásusula. Escuchar sus razones y, sí tenían razón, había posibilidad de negociar algo a cambio, como un sueldo mejor.
Hoy debo decirte que yo creo que tenían razón. Desde 2003, dos años antes del pleito, de hecho, de facto, en esa empresa la cláusula de exclusividad no operaba en la realidad. Ellos contrataban dobladores de la ANDA y también a otros que no pertenecían a la ANDA. Para 2005, el 40 por ciento de los doblistas que trabajaban en esa compañía, no eran asociados de la ANDA.
Lo que ellos querían era claro: formalizar la realidad y por eso su objetivo era que no apareciera más la cláusula de exclusividad en la renovación del contrato con la ANDA.
No era descabellado el pleito, pero las posiciones se radicalizaron. Era la época del todo o nada.
Del "de aquí no me muevo y yo tengo la razón al cien por ciento". Del "yo pienso y tú eres el pendejo".
En 2005 estuvo de moda esa necedad política. Y aclaro que con esto no estoy diciendo que López Obrador no haya ganado. No lo sé. La mitad piensa que sí y la otra mitad que no. Yo le concedo a la mitad el beneficio de la duda. Yo mismo dudo. En nuestro caso, el de Los Simpson, debimos sentarnos a platicar entre nosotros y con la empresa, y no hacer huelga.
José Antonio Fernández: ¿Platicaron con la empresa antes y durante el conflicto?
Humberto Vélez:
Muy poco. Las posiciones se radicalizaron muy rápido. La empresa se negó a dar algo a cambio de que quitarámos la cláusula de la exclusividad, y la ANDA también se negó a recibir algo a cambio. Cuando nos reuníamos, y te lo digo porque yo era uno de los asistentes a las mesas, una parte preguntaba: "¿ya lo pensaron?" Y la otra respondía:
"sí, y seguimos en lo mismo". Entonces la otra parte preguntaba: "¿y ustedes?" Y la respuesta era: "sí, ya lo pensamos y también seguimos en la misma posición". La reunión se terminaba de manera inmediata. No había más conversación.
Nunca entendí la posición ni de uno ni de otro. Así de fácil. Yo abandoné la lucha y me gané una mala reputación entre mis compañeros. Muchos de ellos me dicen traidor.
José Antonio Fernández: ¿Te consideras traidor?
Humberto Vélez:
Abandonar la lucha de los compañeros, fue una traición. Sin embargo, mi abandono tuvo razones. No los entendía ni compartía sus razones ni sus métodos y metas. Yo no puedo
ser inflexible.En ese pleito utilizaron mi mono (Homero) y mi trabajo como bandera. Lo que fue estúpido. La bandera debió ser la ANDA.
José Antonio Fernández: ¿Por qué te pareció estúpido que tomaran como bandera tu trabajo con Los Simpson?
Humberto Vélez:
Pensaron que yo era insustituible. Yo jamás lo pensé así, y se los dije en su momento. Además, yo no soy Homero Simpson. Muchas veces les dije que me iban a quitar. Pero ellos insistían una y otra vez que yo era insustituible y que la empresatendría que negociar a huevo. También les dije una y otra vez que nadie es insustituible. Que el pleito ya era una necedad.
José Antonio Fernández: Cuando sucede la crisis, en el 2005, tú vivías una etapa distinta en tu vida y estabas en un gran momento como doblador.
Homero Simpson es el personaje mejor doblado de los últimos 20 años. Y lo subrayo: es el mejor doblado de los últimos 20 años. Es una gran creación. Te puedo decir más de 10 personajes muy bien doblados de los setentas, empezando por Pedro Picapiedra, Benito Bodoque, Kojak, Manix, El Fugitivo y el Doctor Kildare. La lista es larga. Hoy son pocos los personajes que tienen un gran doblaje. Con Homero lo conseguiste, hiciste una creación de voz extraordinaria y yo te doy aquí ese reconocimiento.
Humberto Vélez:
Era un muy buen momento para mí, y no enloquecí. Yo quería separar a mi personaje del pleito, porque una cosa era la clásusula de exclusividad y otra muy distinta mi doblaje de Homero. Nada tenían que ver. Un partido político, que no diré cual, me llamó a la Cámara de Diputados. Me recibió un diputado. Me dijo que me apoyaban para lanzarme en contra de la empresa pero que yo me pusiera al servicio del partido. Según él, me resolverían el problema a nivel internacional. Dijo que harían una demanda a la Fox
y que nos ganaríamos una buena lana todos.
José Antonio Fernández: ¿Quién te lo dijo?
Humberto Vélez:
No te lo diré, porque no tengo pruebas de que me lo haya dicho. No hay ninguna grabación de ese día, por lo que no llevaría a nada que te revelara el nombre. Sin embargo, sí te lo cuento para que veas a qué grado de confusión llegó el pleito. Era una locura. Ya no tenía sentido.
Por supuesto, le contesté que no quería ser rico por una demanda, que mi objetivo era seguir trabajando como actor de doblaje y punto, que yo no deseaba ningún escándalo. En verdad, no me imagino llegando en un Cadillac a ningún lado.
José Antonio Fernández: ¿En algún momento alguien de la empresa se comunico contigo?

 

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Uno de esos días del conflicto, recibí en mi celular una llamada del representante de Fox para latinoamérica, Gustavo Montaudón, quien vive en Miami. Pensé que me llamaba para intentar arreglar el conflicto entre él y yo, pero no fue esa la razón por la que me contactó. Montaudón me hablaba porque quería saber mi versión del conflicto. Cuando terminé de relatar la historia, me contestó que era exactamente la misma versión que le habían dado la empresa de doblaje. Le contesté que ninguna de las dos partes éramos mentirosos, aunque en ese momento estuviéramos en conflicto. Me preguntó: ¿de qué lado estás? Le respondí que yo estaba del lado del trabajo. Le comenté que el conflicto no estaba en mis manos, que jamás lo había estado. De hecho, el conflicto no se originó por Los Simpson. Le pregunté qué haría él. Me ofreció que yo siguiera haciendo la voz de Homero siempre y cuando me fuera a vivir a Chile. Mi respuesta fue: por 600 pesos por programa, no le veo sentido. Me dijo que eso a él no le importaba.
En esa llamada, le pregunté a Montaudón si le cambiaría las voces en español a Los Simpson. Me dijo que sí, que en Brasil ya lo había hecho dos veces y que no había pasado nada. Que al público no le importaban esos cambios, al fin de cuentas. Luego de esos comentarios me quedó claro que la llamada no iría a ningún lado. Es curioso, ahora iré a Chile, pero de visita.

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La huelga duró alrededor de 2 años. El doblaje se detuvo durante la crisis. Yo ya no apoyé el movimiento de huelga y aclaro que no volví a doblar a Homero después de la huelga. Tampoco doblé a Homero en la película de Los Smpson.

A lo largo de los años he conocido a miles de personas que imitan la película de Los Simpson. Quien lo dobla actualmente, no lo hace mal. Es bueno, ya lo escuché.

Por el doblaje de cada capítulo de Los Simpson (sólo por Homero), yo cobraba 60 dólares. Quien dobla a Homero en la versión para Estado Unidos de Los Simpson, recibe 350,000 dólares por capítulo. Las cifras que menciono son correctas: 60 dólares contra 350,000 dólares por capítulo.

Doblé a Homero y dirigí también el doblaje de Los Simpson al español durante 15 años.

El pleito que llevó a la Huelga no fue porque los dobladores peleáramos un aumento de sueldo. No. Nosotros nos enteramos un buen día que la empresa no quería la cláusula de exclusividad, y ahí fue donde inició el conflicto.

La empresa terminó en pleito con los que trabajábamos en sus estudios. Los que estábamos ya no trabajamos para ellos, sin embargo el sindicato, la ANDA, sí firmó un nuevo contrato y mantienen buena relación con la compañía.

José Antonio Fernández: Es de llamar la atenci ón de que hayan acabado todo peleados, luego de haber realizado el mejor trabajo de doblaje hecho en México de los últimos 20 años.
Humberto Vélez:
A los dobladores nadie nos da reconocimeintos, estamos acostumbrados a no recibirlos, como sí los reciben los actores que aparecen en escena hasta en Bellas Artes, cuando a lo mejor hicieron un papelito. O los actores de teatro, que hacen un fiestón por 100 representaciones.

A mí nunca me hicieron ningún reconocimiento. Yo jamás vi a los directivos, lo que me ayudó durante el tiempo que hice el doblaje porque trabajé a mis anchas durante 15 años con Los Simpson. Para ellos era una serie como cualquier otra, de hecho muchos lo siguen pensando así.

El único ejecutivo de Fox con el que algune vez tuve trato antes de la huelga, fue con Gustavo Montaudón. Un día me llamó para decirme que estaba interesado en que yo dirijiera la serie Futurama. Me dijo: me gusta lo que has hecho con el doblaje de Los Simpson, porque siempre los llevas en el borde. Eso tiene siempre a la gente pendiente porque está en espera que te pases de la raya, y no lo haces. Te pido que dobles Futurama exactamente igual.
Me sentí muy halagado que me hablara, porque jamás un ejecutivo de una empresa gringa le llama a un doblador para decirle algo. Me invitó a desayunar a un lugar caro y lujoso.

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1.- A mí me ayudó el desapego de la compañía Fox y de la empresa de doblaje de México, porque desarrollé el doblaje conforme lo que yo pensaba. Los disfrutamos muchísimo por años.

2.- El traductor de Los Simpson fue, en la primera etapa, Paco Rubiales, el hijo de Paco Malgesto.

3.- Yo sí le encontré un tono distinto al doblaje de Los Simspon en español, a comparación al que hacen en Estados Unidos. Son dos mundos distintos, el de los gringos y el de los mexicanos, y como doblador eso tienes que considerarlo. Yo viví en Estados Unidos y conozco esa cultura. Allá fui pueblo y aquí también lo soy. Ando en la calle y conozco al pueblo. Cuando viví en Ohio me tocó el regreso de los soldados de Vietnam. Fueron tiempos durísimos para ellos. Igual me tocó el famoso Watergate.

4.- En esencia, los seres humanos somos lo mismo en todos lados, pero las formas en cada cultura llegan a tener diferencias abismales. La esencia de Homero es la misma para cualquier país, pero la manera en la que ese mensaje debe ser enviado es distinta en cada región del mundo. Las palabras significan distinto en cada región, no se pueden hacer traducciones literales en el doblaje. Siempre hay que adaptar lo que dicen los personajes. Siempre.

5.- Homero ama profundamente y tiene valores, aunque no los lleve a la práctica. Hay cosas que de plano no se atreve a hacer.

6.- Para un doblador es clave, obvio, la intención de la voz, pero también son claves las palabras que dicen los personaje que estás doblando.

7.- Para realizar mi trabajo de doblaje con Homero, fue muy importante, primero, entender al personaje y, después, había que adapatarlo. Ese trabajo de adaptación nadie me lo pagó, y te puedo decir que no me pesa haberlo hecho.

8.- Doblábamos normalmente dos capítulos de Los Simpson por día, aunque llegué a hacer hasta cuatro.

9.- Por dirirgir cada capítulo de Los Simpson me pagaban 150 dls. Lo normal es que me hubieran dado unos 90 dólares, pero fui a pelear mi sueldo porque realizaba un muy buen trabajo y dedicaba muchas horas a la serie.

Respuestas en las que Humberto Vélez narra cómo fue elegido para hacer la voz de Homero, publicadas en exclusiva por Canal100.com.mx:


10.- El primer día, el día del casting de Los Simpson, no descubrí quién era Homero. Ese primer día es para mí inolvidable. Estaba en Audiomaster 3000, que era una compañía de doblaje con 11 salas en las que nos exigían hacer hasta 500 horas de doblaje al mes. Cada actor hacíamos un diablal de horas. Cada actor doblaba por lo menos 7 películas al día. Vivíamos cansados. Nos dormíamos en los atriles.

11.- Ese primer día a mí no me llamaron al casting de Los Simpson, pero yo estaba en lo estudios de Audiomaster 3000. Jorge Sánchez, Gerente de Producción de la compañía, me pidió que entretuviera a un gringo que andaba buscando la voz de Homero en español. Me dijo que el gringo le había dicho que traía la mejor serie del mundo, y que quería una voz muy especial para el personaje principal. Jorge me describió la serie y me advirtió que el gringo se equivocaba al decir que era la mejor serie del planeta. Me dijo: son unos monos feos, prógnatas (en realidad son ágnatas) y albureros. Me presentó con el gringo y me quedé platicando con él. Creo que no era Matt Groening. Vi cómo le presentaron distintas voces, pero no le gustaban. Llevaban siete días haciendo el casting. Yo me sentí, porque no me habían invitado a hacer la prueba.


12.- Ese día de mayo de 1990, vi por primera vez en mi vida la imagen de Homero en pantalla. Lo vi feo. El gringo explicaba a un actor la psicología del personaje, lo cual nunca antes había visto en un estudio de doblaje. Mi amigo actor no entendía, porque el gringo hablaba en inglés. Otro compañero hacía la labor de traducción simultánea, pero sólo captaba una cuarta parte de la idea al gringo, por lo que el actor en turno para hacer el casting al fin de cuentas no entendía bien de qué se trataba. Yo escuché al gringo y comprendí lo que quería, porque como ya dije, yo había vivido en Estados Unidos antes.

13.- La persona que buscaba la voz de Homero, quería a un gringo normal y describía a Homero como un hombre con mucha frustración.

14.- Homero es un personaje con mucha frustación, porque quiere ser enorme pero no ha podido serlo y no lo logrará jamás. Es un hombre presionado por la sociedad para ser enorme, que sin embargo no está dotado para serlo. Homero es alcohólico pero tiene valores.

15.- No me identifico con Homero porque tiene una desventaja sobre mí: no tiene una verdadera ambición, sólo tiene llamados externos que lo llevan a hacer cualquer cantidad de estupideces. Yo tengo objetivos de vida que me he ido planteando, Homero no.

16.- Homero tiene un toque de retraso metal, porque un día se metió un crayón en la nariz que le llegó al cerebro.

17.- En lo que sí puedo identificarme con Homero es en su origen, que es del pueblo, y que no tuvo una educación adecuada ni un interés por la introspección. Igual me identifico en su mala alimentación, razón por la que sale la panza, y en lo libidinoso, que también lo soy.


18.- Hubo un momento en el que el gringo quiso hacer una pausa de cinco minutos. El Gerente no lo dejó y le llevó otra voz más para que la escuchara. Para ese momento yo ya estaba muy ofendido. Ofendidísmo, porque a mí no me invitaron jamás al casting, como si yo no fuera actor. Entonces le dije al gringo que tenía la voz que buscaba. Lo dije de manera prepotente, de lo cual hoy me arrepiento. No hizo caso a mi prepotencia, me tuvo paciencia y aceptó que yo hiciera la prueba. Me iba a dar la
excplicación del personaje y le dije que no la necesitaba. Entré al estudio, ya había memorizado la escena. De camino al estudio fui preparando la voz. Hice un desplante antes de empezar a doblar, justo como cuenta la leyenda que los hacía Jorge Arvizu, la voz de Pedro Picapiedra. Arvizu tiraba al piso el libreto y se arrancaba doblando a sus personajes con puras improvisaciones, y obligaba a los demás actores a que también improvisaran. Yo también tiré al suelo el libreto y dije el parlamento de Homero viendo la pantalla. Todos los que estaban ahí se sorprendieron con mi actitud. Estaban los vicepresidentes de la compañía de doblaje y mucha gente más. El gringo no quería verme, sólo escucharme. Se puso de espaldas a mí. Cuando terminé la prueba de voz, el gringo absolutamente emocionado gritó en inglés: es exactamente lo que quiero, yo quiero a este señor.
No hubo ninguna deliberación ni tampoco repetición de la prueba. Se puso a dar de brincos y dijo que había encontrado la voz de Homero para latinoamérica. Todos los que estaban en el estudio y en la cabina festejaban. Todos estaban felices. Olvidaron mi actitud prepotente. Agradezco la actitud del gringo, porque a pesar de yo fui tan prepotente me dio a Homero. Esa actitud del gringo me llevó a entender que hay que saber separar los negocios de tus simpatías o antipatías.

19.- Construí la voz tomando en cuenta las siguientes características que el gringo me fue describiendo:
- ligeramente retrasado mental, que es una voz torpe;
- además le entra al alcohol y es vicioso, entonces le añadí una voz aguardientosa;
- luego me dijo que era libidinoso, y le puse ese toque todo el tiempo;
- además Homero no gobierna sus movimientos totalmente, por lo que hice que su voz subiera y bajara en graves y agudos sin control, y que a veces hablara lento y otras rápido;
- y la otra característica es la gran ternura, que es un voz más grave, más aterciopelada.

20.- Me quedé haciendo la voz de Homero Simpson a lo largo de 15 años.

21.- Cuando empecé a doblarlo, en mi interior quería que se acabara pronto. En ese tiempo le compraba fácilmente las ideas a los que tenían el poder y no hacía caso de mis propias ideas. Ellos me decían que Los Simpson eran terribles porque Homero era un imbécil. Pero luego de tres meses de estar doblanbdo la serie, la descubrí. Amo a Homero.

22.- Mi relación con Homero fue similar a la de un matrimonio. Crecimos juntos, le di y me dio y un mal día se fue con otro. Me duele la pérdida, aunque sabía que iba a ocurrir.

23.- También me gusta el doblaje que hago de Winnie Puh.

24.- El mejor doblaje de películas que he hecho, es con La Lista de Schindler.

25.- A mí el doblaje me hace vivir.

26.- A la ANDA yo nunca la voy a dejar. Mi sindicato me da lo que nadie en la vida: seguridad social. Yo lo pago y ellos lo organizan. Tengo gastos médicos mayores hasta para hacer microcirugía de cerebro. Si me vuelvo loco en forma permanente o me da sida, estoy protegido por la ANDA. Tenemos muchos enfermos de Sida a los que mantenemos. Además, contamos con una estancia infantil que es una de las mejores escuelas de latinoamérica. Cuando sea mayor tengo derecho al asilo de ancianos. Además la ANDA cobra por mí y me depositan el cheque.

27.- A los actores de doblaje no nos dan regalías (pago de derechos) por repetición. La ANDI, que es la organización que cobra las repeticiones, ha hecho algunos pagos a gente del doblaje que ha realizado un mayor número de películas.

28.- No creo que sea imposible que los actores de doblaje seamos más conocidos, y yo soy una prueba de lo que digo. A mí la fama me ha traído dinero. Lo que no me pagó Homero del 2005 para acá, me lo han pagado otros que me invitan a doblajes sólo para conocerme. Hoy no sé si me dan algunos trabajos porque me lo merezco o porque era la voz de Homero.

29.- Desde luego, cuando cobras fama puedes cobrar más. Las empresas necesitan lidiar con eso. En Estados Unidos es algo que se entiende muy bien, ellos le pagan muy bien a los actores, pero no es igual la mentalidad en México. Aquí el empresario piensa que cuando crea una estrella está creando a un monstruo. Me queda claro que no quieren crear monstruos en doblaje, y ellos saben que es posible crearlos. Te lo digo fácil: nunca ponen nuestros créditos, salvo excepciones como Disney.

30.- Por muchas razones, la gente quisiera saber quiénes son los actores de doblaje.

31.- En ocasiones he elucubrado que todo ese lío de Homero y la huelga, fue justamente para eliminar a los que doblábamos en ese momento a Los Simpson. No estoy seguro, pero el mal pensamiento me ataca de vez en cuando y me da la impresión de que hicieron todo para frenar al monstruo, que podíamos haber sido los artistas del doblaje. Es sólo elucubración. Pero te digo algo: ¿qué corporativo da un paso sin huarache?

32.- He ido con todos los gastos pagados a dar cursos, bien pagados, a Venezuela, Guatemala y Puerto Rico, y estoy por volar a Chile. Además, preparo ya la publicación de un libro.


33.- El sueldo de los actores que no están en la Anda y que hoy doblan Los Simpson, les bajó un 9 por ciento, porque la empresa está obligada a pagarle a la ANDA un 9 por ciento de prestaciones sociales y los actores damos un 10 por ciento. A los que no están en la ANDA, la empresa les paga ese 9 por ciento menos.

34.- Los actores que no están en la ANDA no tienen prestaciones sociales. Viven en el error y se las verán negras cuando las necesiten (esas prestaciones, como el seguro de gastos médicos o el asilo de ancianos).

35.- La chamba de doblaje me bajó después de la huelga, pero espero que a través del tiempo se vaya aliviando todo. La edad sí te impide hacer doblajes como cuando eres joven, porque los músculos se van atrofiando y porque no puedes levantar la vista y bajarla tan rápidamente como quisieras. Y la voz se cascabelea.

36.- Hoy Hugo Sánchez es entrenador, no jugador, y yo aprendo de él. Estoy dando clases de doblaje en cualquier parte de México y del mundo.

 




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