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Alejandro Lozano
Los que hicimos Matando Cabos, pensamos siempre en el público que la vería
Publicada en la Revista no. 78 el 17 de agosto 2004
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Por José Antonio Fernández F.

Alejandro Lozano es el director del largometraje Matando Cabos, la cinta más taquillera del verano en México (superó a Garfield y a El Hombre Araña, tremendos rivales). Se perfila claramente para convertirse en una de las más taquilleras de la historia del cine nacional.
Para Lozano es su primera película. Había realizado antes varios videoclips, comerciales y un par de cortos. En Matando Cabos deja ver que es un director tremendamente intencionado.
Aun cuando la película no es pretensiosa (no intenta formular grandes cuestionamientos existenciales ni hacer mayores elucubraciones intelectuales), Lozano sí demuestra su talento como director y consigue poner en pantalla un retrato lleno de humor negro (que sí es duro, cruel y radical) del momento de descomposición que vive la sociedad mexicana actual, en el que, por abusrdo que parezca, cualquier persona, por descuido, estupidez, obediencia ciega y tonta o porque así lo quiere y se lo propone, puede convertirse en un descarnado y cínico delincuente de la noche a la mañana.
A sus 28 años, Lozano confiesa que sí quiere que sus peliculas sean vistas por grandes públicos. Los puede conseguir porque su cine es de calidad, sabe tocar fibras y no se queda en el chiste bobo. Su principal recurso es la inteligencia. No deja cabos sueltos en la historia, lo que siempre agradece el espectador.
En Matando Cabos el público sabe siempre lo que sucede en la historia, el entretenimiento de los espectadores es ver cómo los protagonistas de la cinta logran salirse del enredo. Es una cinta llena de detalles.


José Antonio Fernández: ¿Cómo se te da el deseo de hace cine?
Alejandro Lozano: Se me dio cuando era pubertón. A los 18 años trabajé con Pepe Castro como asistente de arte limpiando props en la filmación de la entrada de una telenovela. Era la primera vez que estaba en un set. Me enamoré y me dije: "de aquí soy".
Me gustó la dinámica y la pasión de la gente que estaba en el foro. Son unas madrizas superpesadas y la gente está ahí, al pie del cañón.
La primera vez que vives un set sientes que todo el mundo trabaja por el mismo proyecto, aunque después te das cuenta de que eso no es tan cierto.
Asistí arte tres años.

J.A.F.: ¿Qué estudiaste?
Alejandro Lozano: Comunicación en la Ibero con subsistema en Cine.
Saliendo de la carrera empecé asistir dirección en comerciales (como segundo asistente). Me inicié con Oliver Castro. Trabajé unos tres proyectos con él. Después de eso me llamaron de Planeta Films para que trabajara como primer asistente de dirección y también como editor y postproductor. Yo en realidad no sabía nada.
Luego mi hermano, que tiene el grupo Morbo (antes Mohenia) me ofreció hacerle un videoclip. Lo realice y ya después de esa ocasión no dejé de dirigir. Me seguí con videoclips (de Aleks Syntek, la Quinta Estación...). Cuando surgieron los videoclips tomé la decisión de asociarme con Juan José Saravia, quien fue mi maestro en la Ibero y es fotógrafo de Matando Cabos, y con Pepe Castro, el director de arte con el que me inicié en esto. Fundamos la casa productora Segami y luego salió esto de la película (Matando Cabos).

J.A.F: ¿Habías realizado algún corto?
Alejandro Lozano: Hice dos en la Ibero. Uno en video, que participó en varios festivales en los que, creo, le fue bien. Y otro más que filmé (en cine) y que ahora pretendo postproducir.

J.A.F.: ¿Habías realizado comerciales?
Alejandro Lozano: A las agencias les cuesta trabajo darte a dirigir comerciales si no has hecho comerciales, y eso hace un círculo vicioso rídiculo y difícil de romper. Armé un demo con mis videoclips y lo he ido mostrando.
Con mis socios de la casa productora (Saravia y Castro) realizamos un corto (Guzmán Huerta) para Radioactivo, que ganó el tercer lugar en el festival Este corto sí se ve, que se organiza en la colonia Condesa.

J.A.F: ¿Cómo surge la idea de hacer la película Matando Cabos?
Alejandro Lozano: Yo soy muy amigo de Tony Dalton, y Tony es muy amigo de Kristoff. Los tres empezamos a escribir un guión con la idea de hacer algún día una película.
Tony quería ser actor y yo director. Compartimos por años el sueño de: "alguna vez vamos a trabajar juntos". Lo que era a clásica plática de pubertos se fue volviendo seria.
Un buen día, en la casa de Tony (Dalton), durante una fiesta, empezamos a rebotar ideas junto con Kristoff.

J.A.F: ¿Por dónde empezaron a escrirbir el guión de Matando Cabos?
Alejandro Lozano: No entramos de lleno a la historia, sino que platicamos inicialmente sobre las películas que nos gustaban y los elementos que nos latían. Empezamos a hacer el guión no en base a una anécdota, sino en base a los elementos que nos gustaría ver en pantalla.

J.A.F: ¿Cuáles son esos elementos?
Alejandro Lozano: Violencia, acción, homenajes a la lucha libre, persecusiones, enredos en escena y hacer comedia de situación con humor negro, que no fuera de pastelazo. Obviamente somos fans de Tarantino, de Guillermo del Toro, Cuarón y Alejandro González Iñárritu (no soy fan de la vieja guardia).
Ya que encontramos el tono de la película, la primera escena que salió fue la de dos personas en un baño con un tercero inconsciente en un apartado del mismo baño. Y de ahí empezamos a rebotar ideas, sin escribirlas.

J.A.F: ¿Quién empezó a escrirbir?
Alejandro Lozano: Al principio yo. Cuando acabé con las primeras veinte páginas salimos un día con la cámara a la calle a hacer idioteces. Esa grabación se conviritió en la idea del programa No te equivoques, que estuvo al aire en televisión. Se lo propusimos a Televisa (al Borrego) y salimos al aire casi de inmediato. Era un programa que hacíamos entre los tres y editábamos en mi casa.

J.A.F.: ¿Cómo se dio la aprobación tan rápida del proyecto No te equivoques para que saliera al aire en Telehit (Televisa)?
Alejandro Lozano: Se lo mostramos al Borrego, él se lo dio a Emilio (Azcárraga Jean) y luego el Borrego nos avisó que estaba aprobado. A las dos semanas ya estábamos al aire en Telehit y luego pasamos a televisión nacional. Luego de la primera temporada yo me salí, porque entré a dirigir el videoclip de Morbo, con mi hermano.
Cuando terminó la segunda temporada de No te equivoques, una productora (Anhelo Films) me llamó para decirme que alguien les había comentado que teníamos un guión y querían conocerlo. Que (Jorge) Vergara había pedido a una persona de nombre Toledo que me llamara. Les di lo que teníamos de guión y les gustó. Me pidieron conocer el resto de la historia, que no teníamos escrita.

J.A.F.: ¿Cierran inicialmente trato con Anhelo Films, la productora de Jorge Vergara y Alfonso Cuarón?
Alejandro Lozano: No.
Tony (Dalton) le llamó a Billy y Fernando (Rovzar) y les comentó que ya había una productora interesada en hacer nuestro guión (ellos son amigos de Tony y ya habían platicado antes que querían producir una película). Les mandó las primeras veinte páginas y respondieron que si lo demás estaba igual de bueno, que le entraban. Con Anhelo ya no hicimos trato.
El resto del guión lo teníamos platicado, pero no en papel. Nos volvimos a juntar para otra vez platicar el guión. Nos llevamos casi dos años construyendo la historia.
Tony me propuso que cada quien escribiera 10 páginas para completar el guión (el diez, yo diez, luego él otras diez, yo otras diez más y así hasta juntar las 120 ó 130 páginas para que fuera un largometraje). Pero yo sólo tuve tiempo de escribir las primeras diez.
Cuando Billy y Fernando (Rovzar) nos dijeron que sí le entraban a producir la película, Tony se aventó el resto del guión en una semana. Escribió 90 páginas en siete días. La historia ya estaba punteada. A todos nos gustó.

J.A.F.: Todos eran primerizos en hacer largometrajes.
Alejandro Lozano: Todos. Yo creo que eso fue algo bueno para Matando Cabos. Pero debo decirte que como vimos que la película era ópera prima de productores, director, fotógrafo, guionistas y un buen número de actores, buscamos apoyarnos en gente que supiera producir largometrajes. Por eso Billy y Fernando se metieron a internet y tomaron nota que la productora que más películas había hecho últimamente era Sandra Solares. Le hablaron, leyó el guión, le gustó el proyecto y aceptó ser la productora de Matando Cabos. Se convirtió en alguien muy importante.
Te puedo decir que en la película se dio una energía increíble de todos los que tabajamos en ella, en buena medida porque casi todos éramos primerizos. El entusiasmo de todos era desbordado.

J.A.F.: ¿Tuviste temores una vez que estaba todo listo para filmar?
Alejandro Lozano: Yo tenía como mucho miedo de que llegara gente con mucha experiencia y nos dijera algo así como : "niños, quítense".
Pensé entonces que debía tener también un asistente de dirección con mucha fuerza, pero que no me fuera a chamaquear. Le entró como mi asistente Álvaro Curiel y te puedo decir que fue alguien muy importante para la película.
Lo que sucedió con Matando Cabos es que mucha gente hizo suya la película, y eso provocó una dinámica increíble.

J.A.F.: ¿Buscaron a Imcine para que los apoyara con Matando Cabos?
Alejandro Lozano: Sí. Hicimos la solicitud justo en el momento en el que se publicaba en los periódicos que Imcine iba a ser vendido. Dudamos de que nos fueran a dar apoyo porque era un primer proyecto en todos los sentidos. Pero recibimos una gran sorpresa porque sí nos apoyaron. Nos dieron 7 millones de pesos.
El apoyo de Imcine fue clave porque sirvió en forma determinante para que nos dieran también apoyo todos los inversionistas.

J.A.F.: ¿Cuándo deben regresar esos 7 millones de pesos a Imcine?
Alejandro Lozano: Fidecine y Foprocine entran como inversionistas. En este caso fue Fidecine. Dependiendo de cómo le vaya a la película, primero les regresas el dinero con el que te apoyan para filmar y después les das su porcentaje de ganancias. El dinero regresado lo reutilizan para apoyar a otra película.
Hoy te puedo decir que Imcine, con Foprocine y Fidecine, sí apoyan al cine mexicano.

J.A.F.: ¿Cuántas versiones hicieron del guión?
Alejandro Lozano: Le dimos vueltas y vueltas. Escribimos en total 5 versiones.
Lo que queríamos era contar una película que no tuviera pretensiones de crítica social o de propaganda a favor o en contra de tal o cual causa. Nuestra intención, desde el principio, fue realizar una cinta que tuviera como objetivo principal el entretener. Punto.
Al hacer el guión, pensábamos: "si la gente se levanta a hacer pipi o a comprar palomitas a media función, entonces ya perdimos". La película tenía que agarrar al espectador y mantenerlo sentado en la butaca. Analizábamos en dónde se caía la historia y ahí cambiábamos las cosas. Te puedo decir que la quinta versión poco tiene que ver con el primer guión.
Y te pongo un ejemplo: un día llegó Tony con la idea de que el que limpia las oficinas de Pedro Armendáriz fuera el papá del secuestrador. Obviamente eso cambio todo el guión (es una de las ideas claves que sube el humor negro).
Otro ejemplo: no sabíamos cómo terminar la película. Cuando decidimos el final, nos vimos obligados a cambiar todo el guión desde el principio, para poder justificar el cierre de la historia.

J.A.F.: ¿Cómo se hizo el trabajo para que los personajes tomaran su personalidad?
Alejandro Lozano: Creo que los personajes son, hasta cierto punto, un estereotipo. Están en el borde de la caricatura. Si te pasas un poquito con ellos, puedes chafear.
Yo me senté con los actores y platiqué con cada uno de ellos para plantearnos cómo era la vida de cada personaje. Fueron los mismos actores los que me dijeron la historia de cada uno (de los personajes). Yo creo que el actor es el que más debe dominar su personaje, y no el director. Creo que el actor es el que al final te va a corregir (al director).

J.A.F.: ¿Que sentiste unos cuantos días antes de iniciar la filmación?
Alejandro Lozano: Yo estaba muy nervioso. Comí con un amigo que me dio una gran recomendación: "tú ya has hecho videoclips. Piensa que un largometraje es hacer 20 videoclips, arma tus días de filmación como si fueras a realizar 20 videoclips (no en cuanto lenguaje, sino en relación a la dinámica de trabajo)". Y eso fue justo lo que hice.
Me senté junto con Juanjo, mi fotógrafo, y armamos el shooting. Yo soy muy inseguro en el set, por eso prefiero preparar en papel con la cabeza muy fría lo que voy a hacer el día de filmación. Confío en lo que pienso con la cabeza fría.
Busqué siempre que la película no se cayera, que se diera un cadencia de clímax con un descansito, y luego otro clímax y después otro descansito (para el espectador). Quería, también, que la historia sí tuviera una lógica, para que el público no se perdiera.
Yo me senté mucho tiempo en preproducción para definir en papel cómo haría cada secuencia (en iluminación, puntos de vista de cámara, colores, tono de actuación...), dependiendo de los personajes que estuvieran en escena.

J.A.F: Ya que llegabas al set, ¿cómo tomabas la decisión de colocar la cámara?
Alejandro Lozano: Como decidíamos en preproducción (junto con Juanjo Saravia, el fotógrafo) qué íbamos a hacer, al llegar al set sacábamos el papelito. Hicimos una carpeta y confiábamos en lo que habíamos imaginado con calma. Por supuesto que tuvimos que hacer cambios de acuerdo a lo que nos encontrábamos en las locaciones, pero fueron mínimos.
El planear las filmaciones a detalle nos ayudó mucho porque nunca tuvimos que hacer 27,000 tomas de protección.

J.A.F.: ¿Tus llamados siempre fueron ordenados, en tiempo?
Alejandro Lozano: Sólo un día me pasé del horario planeado, una hora.
Tuvimos llamados de día (de 7 a 7), nocturnos (de 7 de la noche a 7 de la mañana) y mixtos (de 2 de la tarde a 2 de la mañana). Fueron los más pesados. En total, filmamos 7 semanas y media.
Teníamos doce horas para filmar, y yo a las doce horas en punto enregaba el set.

J.A.F: ¿Todo el tiempo pensaste en el público al hacer la película?
Alejandro Lozano: Todo el tiempo. Tanto el guión como toda la producción la hicimos pensando como cinéfilos, no como realizadores. Esto es un asunto muy importante.
Hay gente que hace películas para cineastas o música para músicos, y nosotros decidimos hacer un largometraje para la gente que le gusta ir al cine. Por eso la hicimos desde el punto de vista del espectador.
Aun así incluimos homenajes a varias películas. Y lo quiero subrayar, no copiamos escenas de otros largos, hicimos homenajes a películas como Taxi Driver y Pulp Fiction. Tan fueron escenas-homenajes, que emplazamos la cámara tal y como lo hicieron en esas películas.

J.A.F.: La película Matando Cabos habla de cómo gente común se puede convertir en delincuente o en partícipe de la delincuencia de la noche a la mañana. Me llama la atención que no hayan incluido en la historia ni a policías ni a políticos. ¿Por qué tomaron esa decisión?
Alejandro Lozano: No quisimos poner políticos en escena porque la película habría adquirido un todo de denuncia, y no queríamos que eso sucediera. Nuestra intención es divertir y entretener a la gente, que cuando vaya a ver Matando Cabos se le olvide lo jodidos que estamos.
Y no incluimos policías en la historia porque...

Más respuestas de Alejandro Lozano publicadas en exclusiva por Canal100.com.mx:

1.- En Matando Cabos no intentamos hacer una película de crítica social a manera de denuncia. Cuando escribes un guión en México, seguro tendrás cosas que te van a embarrar la historia porque estás en México, y eso es natural. Si estuvieras en España o en Estados Unidos, te embarrarían el guión asuntos españoles o gringos. Por eso Matando Cabos retrata una cierta familia de ricos que tiene características mexicanas, y aparece en escena un secuestro porque es algo que se está dando en México hoy y de lo que mucha gente habla, y así te podría decir de los demás hilos de la historia. Pero esto (Matando Cabos) es muy distinto a hacer un cine de denuncia.
2.- La mejor forma de que una comedia funcione es tomándola con la mayor seriedad posible. Y en la comedia negra, para que la gente se ría de lo que no debe reír, lo importante es no decirle al espectador que es hora de reír. La comedia negra debe tratarse como drama.
La fotografía en Matando Cabos es obscura, Si sacas de contexto algunas escenas, sin duda las verías como drama. En el contexto de Matando Cabos esas escenas se vuelven chistosas.

3.- En Matando Cabos quisimos que el espectador conociera a los personajes sólo al verlos y al conocer sus historias (por medio de flashbacks). No queríamos alargarnos en diálogos y en escenas. La intención fue que la gente sí supiera quién era cada personaje, de dónde venía y cuáles eran sus principales características de personalidad. Buscamos definirlos bien.
4.- Algo muy importante en Matando Cabos es que decidimos que todos los personajes serían principales. Se da una suerte de películas diferentes que se van entrelazando y se convierten en una sola. Desde el guión quisimos hacerlo así. Por eso el mundo de cada personaje tiene distinta personalidad que la destacamos con su propio arte, fotografía, iluminación, colores, tonos, música...
5.- Decidimos que los espectadores conocieran los hilos que movían la historia y (no los protagonistas de la película), porque eso ayuda y mucho a construir la comedia negra. Si tu ves en escena a un tipo que se cae luego de pisar una cáscara de plátano, seguramente puedes reír, pero si tú sabes que existe la cáscara de plátano antes de que el tipo caiga y el personaje resbala, te aseguro que va a provocar otro tipo de risa que es más efectiva en la sala de cine. Sí decidimos avisarle a la gente que estuviera viendo la película que algo podría suceder. Eso sube la emoción. Y aclaro que no todo lo avisamos.
6.- Hicimos Matando Cabos siempre pensando en el espectador.
7.- Editamos Matando Cabos en 2 meses (es el mismo editor de Nicotina, por la que ganó un Ariel). El editor es Alberto del Toro.
8.- Todo mundo fue muy propositivo en la película, y al decir todos me refiero a todos: productores, actores, fotógrafo, editor...
9.- Le pedí al editor que hiciera un primer corte tal cual habíamos filmado. Cuando lo vi casi lloro. La película era larga y poco graciosa. La afinamos y afinamos, y creo que le encontramos el punto. Cuando la vimos con gente y vi cómo se reían, me di cuenta que habíamos encontrado el tono. Yo me sigo riendo cuando la veo con gente.
10.-Hace unos días me metí yo solo a un Cinemex a ver Matando Cabos con público. La sala estaba llena. Se me salieron las lágrimas cuando la mayoría de los espectadores se quedaron sentados para leer los créditos.
11.- Tanto la crítica como la gente ha tratado muy bien la película. En la segunda semana de exhibición subió un 21 por ciento la asistencia, lo que indica que fue bien recomendada de boca en boca.
12.- En una siguiente cinta me gustaría arriesgar más en emplazamientos de cámara.
13.- El guión marcaba el choque, pero no hacía mayores especificaciones. Los productores (Billy y Fernando Rovzar) querían que los espectadores sintieran que su boleto pagado en taquilla había sido recompensado, y pensaron que si hacíamos un gran choque sería como la cereza para el público. Porque ese tipo de escenas son el cine.
14.- Los productores (Billy y Fernando Rovzar) insistieron es que no chocáramnos cualquier coche, sino un Audi (y al final terminamos chocando tres Audis). Los productores tienen la filosofía que hay que hacer películas que hagan escenas que superen a cintas anteriores, para que en el futuro se produzcan otros largos con escenas más espectaculares, y así se dé una cadena que provoque una industria.
15.- Ya me ofrecieron los productores (Billy y Fernando Rovzar) otra película, de un guión de Tony (Dalton). Se llama Sultanes del sur.
16.- Si pudiera vivir del cine toda mi vida, sería lo ideal. Me gusta hacer comerciales, también son bonitos, pero no son cine. Me gustaría realizar cualquier género, excepto ciencia ficción.
17.- Es más, con Matando Cabos comprobé que quiero hacer cine por el resto de mi vida. Levantarse y filmar es maravilloso.
18.- La película costó 25 millones de pesos, y cuando se ingresen 80 millones de pesos en taquilla (dos millones de espectadores) se dará el punto de equilibrio.
19.- Las películas mexicanas pueden ser negocio porque nuestro país es unos de los primeros lugares del mundo en número de espectadores. El punto está en que a la gente le guste el cine que hacemos en México. Cuando una película gusta, de inmediato la gente que la vio la recomienda y eso asegura la taquilla

 



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