Para complementar esta entrevista, le recomendamos
también consultar otra entrevista exclusiva
realizada a Ricardo
Salinas Pliego y publicada anteriormente en la Revista Telemundo:
Elisa Salinas es la cabeza de Azteca Digital, la fábrica
de telenovelas de TV Azteca. Sus melodramas hoy se exportan a muchos países
del mundo y causan sensación. Igual en Europa que en América Latina.
En México alcanzan promedios de rating que van de los 12 a los 15 puntos,
y han logrado picos de hasta 25 puntos.
Elisa Salinas se confiesa romántica empedernida. De personalidad sofisticada,
puede ser muy dura cuando habla de su posición ante la vida y los negocios,
y al mismo tiempo ser una mujer extraordinariamente llamativa.
En el curso de la entrevista habla de su relación profesional con su
sobrino Ricardo Salinas Pliego, su sentir luego de que salieron de TV Azteca
Epigmenio Ibarra y Humberto Zurita, y de lo que piensa de las telenovelas.
Elisa Salinas es muy elocuente. Cuidadosa en sus respuestas, dice que no sabe
festejar el éxito. Reconoce que las telenovelas de Azteca Digital viven
un momento de estancamiento del que deben de salir con arrojo, jugando con riesgos
y propuestas, aunque sin abandonar el melodrama.
J.A.F: ¿En qué momento te interesas por
la televisión?
ELISA SALINAS: Como muchas otras cosas que han
pasado en mi vida, me encontré con la televisión por un mero accidente.
Mi gran virtud ha sido decir sí a las oportunidades que se me presentan,
pero nunca pensé en dedicarme a lo que hoy hago.
Yo vendía zapatos a crédito. Viajaba mucho a Corea y a China.
Tenía 32 zapaterías. Vender lavadoras no me interesaba.
Yo tengo un lado frívolo, por eso pensé en vender algo que tuviera
un atractivo para mí, y encontré ese algo en los zapatos. Antes
me dediqué a estudiar. Hice trabajos de todo tipo. Fui modelo y realicé
trabajos de producción como asistente. Colaboré en un hotel haciendo
distintas funciones.
La televisión fue una propuesta de esas que llegan de pronto, y a las
que tienes que decirle sí o no.
J.A.F: ¿Cómo fue?
E.S.: Cuando se compró el paquete de medios
(TV Azteca) yo pasaba mucho tiempo en mi casa porque estaba embarazada de Roberta,
mi hija. La compra se volvió todo un acontecimiento en la familia. Mi
papá desconocía el negocio de la televisión. Yo estaba
casada con Juan David Burns.
Como al año de la compra, me llamaron y me dijeron que necesitaban que
les echara la mano. Estaban enterados de que Juan David sabía de producción.
Tuvimos una primera reunión con Ricardo Salinas. Ahí empezó,
de alguna manera, mi relación de producción con TV Azteca.
Juan David se encargó de hacer el programa Entre vivos y muertos.
A raíz de esa producción conocimos al actor Andrés García,
quien me dijo que "la neta en televisión es hacer telenovelas".
Yo seguía vendiendo zapatos, pero cuando supe que la inversión
para hacer una telenovela era de 5 millones de dólares, me di cuenta
que "esos muchachos" necesitarían una administradora eficiente.
Entonces decidí entrarle a esa telenovela. Debo decirte que en un año
aprendí en esa producción lo que mucha gente no aprende en mucho
más tiempo, porque el hecho de administrar tu propio dinero, medir el
riesgo y hacerte cargo de las nóminas, te enseña mucho y de otra
manera.
En un año aprendí desde cómo se checan los libretos, cómo
se hacen los llamados, cómo se jalan los cables, cómo funciona
la logística, cómo se hacen los contratos y cómo se recupera
la lana. Todo al mismo tiempo. Hice la compra del equipo y vi cómo manejar
los créditos para realizarla.
J.A.F.: ¿De qué telenovela hablamos?
E.S.: Se llamó Con toda el alma y el protagonista
era Andrés García.
Fue muy interesante para mí porque nos enfrentamos al monopolio que era
Televisa, cuando no había talento libre dentro del país. Había
que recurrir al talento de afuera o reclutar un crew (tripulación) de
marineros que estuvieran dispuestos a jugarse un riesgo enorme con un productor
independiente, nuevo, que nunca había hecho telenovelas. Sonaba bastante
retador.
Nos fue muy bien. Recuperamos la inversión y me gané 100,000 dólares.
A nivel financiero no fue ningún gran negocio para mí.
J.A.F: ¿La hiciste en forma independiente?
E.S.: Me senté a la mesa con Ricardo (Salinas)
e hice una sociedad con Azteca. Ricardo (Salinas) desde un principio me persuadió:
me dijo que pensaba que esa telenovela no sería un buen negocio para
mí. Llegamos a un acuerdo tomando como base lo que se ingresaría
de ventas.
J.A.F: ¿Cuál es tu parentesco con Ricardo
Salinas Pliego?
E.S.: Soy su tía, aunque Ricardo es mayor
que yo. Mi papá me tuvo a los sesenta años.
J.A.F.: ¿Eres socia de TV Azteca?
E.S.: Mi papá murió hace cinco
años y yo heredé su parte accionaria, junto con mis hermanos.
Soy socia de Azteca y simultáneamente de Elektra y del Grupo Salinas.
J.A.F: ¿Cuál es tu porcentaje accionario?
E.S.: Debe de estar en 12 por ciento.
J.A.F: ¿Eres parte del Consejo y participas activamente?
E.S.: Sí lo soy pero no participo. En
TV Azteca yo trabajo de ejecutiva, de operadora y de productora. Para eso estoy
yo aquí. Para mí el hecho de ser socia de TV Azteca es sólo
una circunstancia que no interfiere en lo absoluto en mi desempeño profesional.
Yo estoy sentada en esta silla porque hago eficientemente mi trabajo y ese es
mi reto. Es lo que a mí fundamentealmente me interesa.
No asisto a las juntas de Consejo. Se me comunica puntualmente lo que quiero
saber de una manera
informal. Al pertenecer a la estructura convivo con mis colegas todos los días,
y todos los días estoy al corriente de cómo va la operación,
tanto de este negocio como de los demás negocios de la familia.
Sólo asisto a juntas de Consejo en ocasiones muy importantes, cuando
se necesita el voto o el apoyo. Yo estoy dedicada a la pantalla.
J.A.F.: ¿Cómo es tu relación con
Ricardo Salinas?
E.S.: Magnífica. Tenemos una relación
de respeto y mucho cariño. Yo confío y admiro a Ricardo profundamente.
Él ha sido mi primer y único jefe. Yo también he aprendido
a disciplinarme. Es un jefe exigente con una gran visión. Somos muy cercanos.
Le tengo una enorme confianza y él me respeta profesionalmente. Creo
que así está bien.
J.A.F.: ¿Azteca Digital es un proyecto dirigido
por Elisa Salinas?
E.S.: No creo en las individualidades en ese
sentido. Sin duda creo que las individualidades dan toques de genialidad muy
importantes, pero en relación a tu pregunta yo creo en el trabajo en
equipo.
Pertenezco a una estructura. Aquí en Azteca Digital hay un Comité
en el que decidimos conjuntamente. Mi opinión se consensa, cuenta y pesa.
Soy escuchada pero también sé escuchar. Yo no tengo la necesidad
de establecer proyectos personales para sentirme realmente satisfecha.
Mis proyectos personales están al margen de Azteca. Es claro mi sentido
de la ubicación y no tengo un conflicto de intereses.
J.A.F.: ¿Qué pasó con tus 32 zapaterías?
E.S.: En un tremendo desplante de juventud, soberbia
e inmadurez, asumí que yo podía estar en televisión y admninistrar
las zapaterías. No tardé ni tres semanas en darme cuenta de que
eso era prácticamente imposible, así es que me dediqué
a la tarea de salir del negocio de las zapaterías. Me fue bien, traspasé
locales y cerré el negocio. Tuve un beneficio financiero al cerrarlo.
Mi padre me dio todo, y no me refiero al asunto financiero. Pienso que me dio
todo para trabajar, producir y hacer cosas. Me dio una disciplina y una capacidad
de trabajo. Cuando cerré las zapaterías me vine para Azteca las
24 horas, aunque todavía no estaba enamorada de la televisión
como lo estoy el día de hoy.
J.A.F.: ¿Tu papá era la cabeza del grupo
Elektra junto con tu hermano?
E.S.: Así es, junto con mi hermano Hugo.
Mi papá fue abuelo de Ricardo Salinas. Ellos iniciaron el negocio hace
muchísimos años (aunque todo el crecimiento del Grupo Salinas
y de Elektra sí es un mérito de Ricardo Salinas).
Mi padre murió de 90 años y fue un visionario. Su gran aportación
fue ser un hombre sin miedo a nada. Sin miedo a empezar otra vez a los sesenta
o a los setenta. Y ya a su avanzada edad siempre apoyó el proyecto. Nos
dejó reglas de ética y de comportamiento, que no cambian con el
tiempo.
Mi vida profesional se inició cuando la de él había terminado.
Él empezó a perder la vista y yo me convertí en su lazarillo
profesional. Por eso desde muy joven entré a juntas de Consejo y a leer
balances (y me ponía nerviosísima).
J.A.F.: Eres una mujer muy activa. Se nota tu extraordinaria
condición atlética.
E.R.: Soy enérgetica. Soy hiperquinética,
pienso más rápido de lo que hablo y de lo que puedo instrumentar
todo lo que pienso.
J.A.F.: ¿Qué sentiste luego de concluir
esa primera telenovela (Con toda el alma)?
E.S.: Yo no me daba cuenta de la magnitud de
lo que estábamos gestando. De conceptos como: vamos contra el monopolio,
vamos a cambiar las reglas del mercado y vamos a proponer una nueva televisión.
Para mí esos conceptos no existían en forma consciente. Mi preocupación
era recuperar los recursos, gastar el dinero en forma adecuada, cerrar ventas
internacionales y hacer bien las cosas. En ese entonces estaba muy joven, tenía
28 años, y yo no pertenecía a TV Azteca.
J.A.F.: ¿En qué momento llegas a Azteca
Digital?
E.S.: Luego de terminar la telenovela Con toda
el alma, Ricardo me invitó a Azteca Digital. Llegué y me di cuenta
que esto es en serio. El asunto del organigrama me preocupaba poco. Yo asumí
un compromiso de lealtad enorme con Ricardo, todavía no con la televisora.
Me dijo que estaba desaprovechada vendiendo zapatos.
J.A.F.:¿Existía entonces toda la estructura
de Azteca Digital para producir telenovelas?
E.S.: No. El único productor in-house
era Epigmenio Ibarra, que concluía la producción de Nada Personal.
Estos foros no estaban sonorizados, no había unidades móviles
adecuadas, faltaba equipo de audio y no teníamos escritores, actores,
ni talento (aquí dentro). Estaba todo naciendo y todo por hacer.
J.A.F.: ¿Cuando
Ricardo Salinas te invitó a encabezar Azteca Digital ya te había
"tocado" la televisión, o todavía no?
E.S.: A mí me "tocó"
la televisión en el momento en el que me senté aquí, en
esta oficina, y me di cuenta que se trataba de crear algo que aún no
existía. Eso es lo que a mí más me mueve en la vida.
J.A.F.: ¿Cómo fue tu primer día?
E.S.: Llegaba de Orlando con mis hijas cuando
recibí un recado para que al día siguiente viera a Ricardo Salinas.
Me dijo que me invitaba a trabajar y que me sería interesante estar al
frente de Azteca Digital.
Tomé un taxi y llegué a Azteca Digital. Entré yo sola.
Anduve paseando por las instalaciones. Conocí esta oficina desde donde
puedes ver todo, y decidí que aquí sería mi oficina. Ese
día me sentí muy bien aquí. En ese momento me "tocó"
la televisión.
J.A.F.: ¿Y qué pensaste en ese momento?
E.S.: Yo siempre he creido que lo mejor es verse
a los ojos y enfrentar las cosas en el momento. Soy muy derecha. Sé que
muchas veces en el mundo empresarial eso no funciona porque es necesario a veces
saber jugar estrategias, pero a mí eso no se me da.
Yo voy con la verdad por delante y no ando con muchos rodeos.
Cuando llegué aquí podía haber escogido la oficina de junto,
pero lo que menos quería era discresión. Desde aquí veo
los que entran y salen, si ya grabaron o no, cuánto tiempo llevan de
breake, si ya regresaron de comer o no, y qué se hace.
J.A.F.: ¿En algún
momento has sentido que la televisión es el proyecto de trabajo de tu
vida?
E.S.: A los tres meses de estar sentada en este
escritorio (ya como cabeza de Azteca Digital), por primera vez pusimos al aire
cuatro producciones de manera simultánea. Fue una emoción muy
importante, porque había estado tan ocupada para que eso sucediera (editando,
cerrando contratos, consiguiendo gente, viendo recursos...) que de pronto el
día en que se hizo el lanzamiento de las cuatro producciones sentí
que este era mi lugar. Que el tiempo que me quede de vida de trabajo quiero
estar en la televisión.
J.A.F.: ¿Antes de
estar al frente de Azteca Digital, dedicabas tiempo a ver televisión?
E.S.: Yo a mis hijas siempre les digo que nunca
desacarten nada, desde un curso de masaje hasta otro para hacer sushi. Lo que
sea en la vida hay que aprenderlo.
De niña, junto a mi nana, vi muchas telenovelas. Soy una lectora empedernida.
He leido desde los catorce años. El primer libro que leí completo
fue La ciudad y los perros, de Vargas Llosa. Después de eso la literatura
nunca me ha soltado. La vida nunca presenta casualidades. Aprendí mucho
viendo y leyendo, y luego he aprendido mucho de
melodrama al hacerlo.
Una fuente muy importante también es el cine.
J.A.F.: ¿Cómo te organizas?
E.S.: Leo por las noches, mis hijas se acuestan
a las 9 porque son chiquitas. No soy selectiva en mis lecturas. Aquí
llegó a las once de la mañana, luego de dejar a mis hijas en la
escuela y de hacer ejercicio.
J.A.F.: ¿Cómo seleccionas la historia
de una telenovela?
E.S.: Al principio, cuando una historia me agarraba
y emocionaba luego de leer los primeros 20 libretos, entonces sabía que
era un proyecto para producir. Más allá de mercadotecnia y focus
groups, me manejaba por una cuestión más intuitiva. Me iba bien.
La mitad funcionaban.
Ahora hemos cambiado. Llevo el material al Comité y ahí decidimos
qué producir.
J.A.F.: ¿Qué tanto de técnica tienen
hoy para decidirse por una historia?
E.S.: Hay mucho de técnica. Se vuelve
cartesiano. Aunque al final de cuentas, cuando decides poner 5 millones de dólares
y jugarte los siguientes 6 meses de programación, la decisión
sigue siendo por la emoción que te provoca el proyecto al momento de
estar leyendo los libretos. Cuando imaginas que suceden cosas y piensas en el
elenco, en el lenguaje visual y el tipo de locaciones a utilizar, es cuando
verdaderamente tomas una decisión porque eso te va enganchando y te enamora.
Una vez hechos los análisis muy bien armados, si me pones a escoger iré
por el que me mueve el corazón.
J.A.F.: ¿Tu decisión es la que consideras
la decisión final?
E.S.: A estas alturas, lo que me emociona es
poder venderle a un productor lo que a mí me emociona. El punto es que
si el productor lo ve sólo como una maquila, entonces no tendrá
sentido. Mi reto es emocionar al productor con eso que a mí me emociona,
y muchas veces no lo consigo y me dicen que prefieren la historia A y no la
B. Y si así lo piensan, yo los apoyo.
J.A.F.: Luego de producir más de 30 telenovelas, ¿por qué
crees que una telenovela logra emocionar al público?
E.S.: Para empezar hay que reconocer que esto
no es una fábrica de tornillos. No es como cuando yo vendía zapatos.
En el negocio de las telenovelas no hay una fórmula, y si alguien dice
que la tiene lo mejor es alejarse de esa persona. En el momento en que haya
una fórmula esto dejara de emocionarnos, porque ya no será creativo.
Mientras que frente al televisor haya un ser humano que pretenda emocionarse,
entretenerse, divertirse y vivir cosas a través de la pantalla, no habrá
mecánicas ni fórmulas para hacer televisión. No creo que
haya una fórmula para el éxito.
Luego de estos años haciendo telenovelas, pienso que es fundamental desarrollar
conceptos, para después adornarlos y redondearlos. Una vez que el concepto
está desarrollado no puedes saber si funcionará o no. Cuando sales
al aire es cuando te desencantas o te das cuenta que tenías razón.
J.A.F.: ¿Qué es para tí el concepto?
E.S.: El concepto inicia
desde el momento en el que escoges al crew (al equipo, a la tripulación):
el escritor con su momento emocional (que un estudio de mercadotecnia no te
dará nunca), el elenco, el director, el estilo visual, las locaciones,
el contexto de la historia, un productor con pretensiones, un elenco comprometido...
Hay telenovelas en las que todo se da como una lluvia y se crea la magia.
Es algo que no se puede crear a voluntad.
J.A.F.: Es como el amor.
E.S.: Un poquito. La tele, al igual que la amistad
y el amor, son un acto de fe. Es decir, no hay red de protección, no
hay seguro de vida y es involuntario.
J.A.F.: ¿Cuál es su telenovelamás
exitosa?
E.S.: Hemos tenido muchas.
J.A.F.: ¿La más exitosa?
E.S.: Habría que definir lo que representa
el éxito. Desde el punto de vista de audiencia, Catalina y Sebastián
y Cuando seas mía.
Pero para mí la mayor satisfacción es Cuando callamos las mujeres,
que no es una telenovela (y tiene un costo muy bajo). Ese sí es un proyecto
personal que no tenía la pretensión de convertirse en un gran
generador de rating, pero sí queríamos que fuera una ventana para
las mujeres. Yo no soy feminista, pero creo en la igualdad, en complementarnos
y en la unidad. No creo en las divisiones.
Y considero que todavía hoy vivimos una sociedad en la que necesitamos
un empujón y requerimos poner sobre la mesa la realidad de muchísimas
mujeres que viven en nuestro país.
Este proyecto lo desarrollé, en ese momento, junto con Rafael Gutiérrez
y Eric Bonn. Lleva ya dos años al aire y ha dado resultados de audiencia
sorprendentes. Nos ha dejado satisfacciones, dinero y muchísimo público.
Ha cumplido una función social, ha salvado vidas y sí tiene una
pretensión cinematográfica en relación a cómo está
planteado, a su realismo y a las actuaciones. Es la producción que más
satisfacciones me ha dado.
J.A.F.: ¿Cómo seleccionas el elenco de
una telenovela?
E.S.: Quizá te suene como algo poco formal,
pero el personaje mismo te lo dice. También hay una situación
de mercado y de horarios. También muchas veces sucede que el escritor
escribe el papel para un actor en especial.
Yo creo que el productor es el dueño de su producto y debe tener la libertad
absoluta de dar la última palabra al seleccionar su elenco. Mi opinión
es altamente valorada y también puedo vender mis propuestas y sugerencias.
La seleccción del elenco es un proceso plenamente profesional.
J.A.F.: Armaste un proyecto grande de producción.
Tú sabes que en un principio TV Azteca no pensaba darle tanta importancia
a la producción. De hecho, al inicio decidieron no producir sino comprar
telenovelas. Pero hoy Azteca Digital es una de las productoras de telenovelas
más importantes de América Latina.
E.S.: Generalmente todo en mi vida lo hago en
grande. Soy obsesiva-compulsiva. Si me preguntas del deporte, te puedo decir
que entreno cuatro horas y media al día.
Te diría que con una profunda inconsciencia, que espero conservar hasta
el último día de mi vida, no calculo los riesgos nunca.
Simplemente llegue aquí y había que hacerlo, punto. Como el anuncio
de Nike: just do it.
No me pongo a ponderar si había qué hacer o no y qué es
lo que quedará al centro. En ese sentido soy como caballo desbocado,
y cuando volteó sé que debo preguntar qué rompí
y recapitulo un poquito.
Cuando llegué a Azteca Digital lo hice con unas ganas enormes y con el
reto de aprender todo nuevo.
Quizás haya gente que no acepta hacer algo cuando no conoce ese ámbito,
pero a mí me sucedió lo contrario. Sólo pido que me den
chance.
Cuando me di cuenta, en Azteca Digital ya teníamos elenco, actores, técnicos
y equipo de producción fuera de serie.
J.A.F.: ¿Cómo te sientes hoy?
E.S.: Sé disfrutar poco del éxito.
Para mí lo importante hoy es lo que viene, lo demás es el pasado,
ya fue. El hoy es el hoy, y el que las cosas hayan caminado bien no garantizan
que saldrán mejor mañana.
Yo reacciono mucho mejor ante situaciones de crisis. Pienso que el éxito
es efímero y te enseña mucho menos que el fracaso. Hay que capitalizar
el fracaso como parte de un proceso.
J.A.F.: Eres una mujer poderosa.
E.S.: Me volví consciente de que soy poderosa
sí, sólo sí, ese poder sirve para hacer que este negocio
funcione, y para que la gente que trabaja en Azteca Digital encuentre un lugar
adecuado para desarrollar su profesión.
Soy una romántica. A mí el poder por el poder no me dice nada.
Es halagador, pero no es algo que me ufane de tener.
J.A.F.: ¿Tú sigues cuidando el dinero de
Azteca Digital?
E.S.: Por supuesto, sobre todo porque no es el
mío. Esta es una empresa pública en la que somos muy eficientes,
financieramente hablando. Es una parte que no descuido y para la que existe
una gran infraestructura.
Respuestas exclusivas de Elisa Salinas para Canal100.com.mx
1.- Yo sigo apostando todos
los días en las telenovelas a la historia de amor. Creo que la televisión
tiene una nueva audiencia que necesita saber más de los personajes para
sentirlos entrañables. El público requiere conocer (de cada personaje)
de dónde viene, cómo viene, qué siente y cuál es
su proceso psicológico. Requieren (los personajes) entrar en procesos
de reflexión y de transformación.
2.- Los personajes de telenovelas ya no son entrañables
sólo por ser los protagonistas. Eso ya quedó atrás. Tampoco
lo consiguen por ser guapos o bonitas.
3.- Argos no tiene el monopolio de ideas nuevas.
A estas alturas del partido, en Azteca Digital ya no necesitamos de un productor
independiente. Hoy tenemos filas de personas que quieren formar parte del proyecto
Azteca. A futuro sí podemos llegar al esquema de manejarnos como los
estudios de Hollywood, en donde los productores independientes, que no dependen
de nuestra infraestructura, proponen proyectos, y el estudio (en este caso Azteca)
selecciona el mejor proyecto y a ese mejor proyecto se le da el mejor horario.
Eso sucederá en los próximos diez años, no antes.
4.- El productor independiente es el que pone
los recursos y llega con una lata que contiene el producto. Pero mientras TV
Azteca sea quien financia, TV Azteca seguirá siendo la productora.
5.- Yo no creo que la violencia extrema deba
aparecer en la televisión. Tampoco considero que en la televisión
deba proyectarse sexo extremo ni sexo porque sí, tampoco creo que deban
exhibirse niños que sufran en pantalla. Me parece que ese tipo de escenas
alienizan a la audiencia y se vuelven desagradables.
Y no es un problema de censura. Algunos asumen que tomar el riesgo es producir
cosas que caigan en el límite. Yo no creo en eso.
6.- Me parece que la audiencia merece un respeto
profundo. Creo que si alguien me invita a la sala de su caso y yo me pongo a
hacer el amor en esa sala, frente a sus hijos y su mamá, estaría
totalmente fuera de lugar. Eso simplemente no lo haces, y no es porque seas
moralista, simplemente no lo haces.
7.- Cuando la gente le abre la puerta a la televisión,
hay que tener cuidado. Nosotros producimos historias para las 5 y 6 de la tarde
y para los horarios nocturnos anteriores a las diez de la noche. Hemos puesto
en pantalla escenas arriesgadas y me he dado cuenta de que no es por ahí.
Lo que pasa con los productores independientes es que tienen el afán
de proponer cosas nuevas, y en algunos casos ese afán provoca fricción.
Si yo les digo que no quiero desnudos en pantalla, me pueden responder que es
arcaica mi respuesta. Yo lo que les pido es que vuelvan las historias de amor
más poderosas y no que quieran subir la audiencia con una escena escandalosa
que, al final de cuentas, será totalmente efímera.
8.- En Azteca Digital nadie baja al foro a decirle
al productor cómo debe realizar una escena, su libertad es intrínseca
al negocio. El productor decide el tono, el tiro, la duración... todo.
9.- Yo he caído en el juego de las escenas
escandalosas, sobre todo cuando sientes que la audiencia afloja. Los ratings
no suben porque se pongan en pantalla escenas escandalosas.
10.- Los 25 puntos de rating (que son el pico
mayor logrado por TV Azteca en telenovelas) los conseguimos cuando hicieron
el amor en Cuando seas mía, Sergio Basáñez y Silvia Navarro.
Pero fue una escena amorosa, muy romántica (siluetas, fogata, estrellas...).
11.- Cuando se dice que la audiencia sólo
quiere ver nota roja, yo no lo creo. Es mucho más fácil hacer
nota roja que producir con contenido y con propuestas. La gente no está
en busca de que le hagan sentir angustia.
12.- Lo difícil en las telenovelas es
la ensoñación, que la gente suspire y se emocione.
13.- Los conflictos insalvables no pueden ser
la parte central de una telenovela.
14.- La película del Padre Amaro está
muy bien realizada, es responsable y deja una enseñanza a quien la ve.
15.- A mí me interesa poner en escena
situaciones duras, sí, sólo sí, eso sirva para algo. Si
nada más vamos a regodearnos en una realidad cruda, me parece que no
tiene ningún objetivo. Me importa que esos contenidos quieran generar
un cambio. Cuando concluye el programa Lo que callamos las mujeres, se colocan
en pantalla teléfonos a los que la gente puede llamar para apoyarla a
cambiar su vida. En Lo que callamos... trabajamos con fundaciones profesionales
que se dedican a atender a las personas que nos hablan todos los días.
Si no podemos dar una solución al televidente, entonces no me meto.
16.- En México no sólo se dan casos
dramáticos como los que aparecen en Lo que callamos las mujeres. México
también es un país en el que se dan historias como la de Cuando
seas mía. Es un país bello con gente que también sabe ser
entusiasta, cálida, talentosa y feliz.
17.- Acabo de producir una película con
una compañía española, basada en la historia Mi primer
y último amor, de Torcuato Luca de Tena. La protagoniza Fernando Luján.
Es una novela romántica de la tercera edad. Yo apuesto por lo suave y
lo dulce, por simplemente soñar. Y creo que el otro sector está
cubierto (el que expone la realidad).
18.- Soy muy práctica y clara y me gusta
decir las cosas como son. Soy una jefa cálida y cercana. Cuando me siento
en esta silla y reviso cuestiones financieras, entra en acción mi parte
masculina y ejerzo impecablemente bien mi labor.
19.- Soy una enamorada del amor, de la poesía,
de Sabines, Neruda, Benedetti... Soy el casting perfecto para una telenovela.
Mi único amor incondicional son mis hijas. Me encanta enamorarme... los
atardeceres, las noches estrelladas, todo ese proceso me fascina. Soy una romántica
empedernida.
20.- A mí la cinta Los Puentes de Madison
me marcó emocionalmente. Me movió. Creo en la bondad del ser humano.
Todos vivimos la búsqueda de estar acompañados, de poder sentirnos
amados y deseados. Creo que las mujeres que se ponen frente a la pantalla quieren
un amor como el de los protagonistas de nuestras novelas. Yo produzco eventos
románticos.
21.- El fundamento del melodrama no es la denuncia.
Aquí tenemos productores a los que les interesa la denuncia, y con ellos
puedo hacer historias muy bien balanceadas.
22.- Yo aprendí mucho en Cuando seas mía
(que es un re-make de Café con aroma de mujer). Hicimos nuestra propia
versión y nos metimos a la industria del café. A mí me
interesa meternos a otros contextos que enriquezacan nuestras telenovelas y
se vea otro México, y no sólo el de la ciudad de México.
Me interesa, por ejemplo, poner en pantalla la minería, la pesca y otros
contextos que enaltecen a nuestro país.
23.- Ya hicimos telenovelas de narcos (con camisa
de Versace, cadenas de oro y botas de serpiente), y ese tema ya no me interesa.
Estamos en un proceso nuevo y ahora quiero ver en pantalla amor por nuestro
país. Soy firme creyente de que los cambios dependen de nosotros y no
necesariamente del gobierno. No existe nadie que pueda cambiar la vida de nadie
de un plumazo, y sí creo que debemos resolver la vida por nosotros mismos.
Desde la trinchera en la que nos encontremos hay que hacer por nuestro país
y por nuestra gente. De eso no hay duda.
24.- En las telenovelas los problemas deben resolverse.
25.- Aquí (en Azteca Digital) sigue trabajando
Gerardo Zurita, es el reponsable de la telenovela de las siete de la noche.
Yo le tengo un enorme cariño a Humberto Zurita y a Christian Bach. Son
personas que aportan y conocen el negocio. Entiendo que en ocasiones se reacciona
al fracaso de una manera distinta. Pienso que el que se sale del cine no ve
el final de la película. En los momentos coyunturales nunca hay que retirarse,
es el momento de estar presente. Estoy convencida de que hay que saber capitalizar
el fracaso. Si cuando no te va bien con una telenovela decides no hacer otra,
es como si vendieras a la baja tus acciones en la Bolsa. Yo les tengo (a Humberto
Zurita y a Christian Bach) un gran respeto como profesionales, y siento que
debemos tomar nuestras decisiones como adultos.
26.- Soy de las que pienso que para atrás,
ni para tomar vuelo. Los negocios son negocios. Esto no se trata de tener afinidades
o no, lo importante y el objetivo es dar resultados. Si es Epigmenio, Humberto,
Colombia o Argentina, yo siempre estaré abierta a cualquier propuesta.
27.- Generalmente en Azteca Digital consenso
opiniones, escucho, y después tomo decisiones. No tengo la soberbia para
creer que yo sóla puedo resolver todo.
28.- No tenemos planes para producir telenovelas
históricas.
29.- No tengo interés en hacer más
grande Azteca Digital, sino mejor. No es un problema de tamaño, es de
calidad. Quiero que todo lo que hagamos aquí repercuta en beneficios
relevantes para nuestra pantalla.
30.- Hoy en Azteca Digital podríamos hacer
mucho mejores telenovelas (y aclaro que las actuales son rentables y tienen
rating). Quiero que nuestras telenovelas tengan más calidad, con mejores
actuaciones, conceptos y propuestas. Y vamos por más audiencia. ¿Por
qué pensar que sólo somos las telenovelas de 15 puntos de rating?
31.- Debo salir a vender este deseo de mejorar.
Necesito contagiar a los demás para que entremos a una nueva etapa en
Azteca Digital. Hay que tener ideas nuevas.
32.- El reto en Azteca Digital es dejar la puerta
abierta para que la gente traiga propuestas. No hay limitación para la
creatividad. Nos llueven propuestas.
33.- Siempre veo las telenovelas en mi oficina,
antes de que salgan al aire.
34.- Si me preguntas en qué 5 cosas debemos
concentrarnos para hacer una nueva etapa en Azteca Digital, te puedo decir que
son: contenido, contenido, contenido, contenido y contenido. Creo que somos
buenos realizadores (es algo siempre mejorable), y muy buenos administradores
(casi inmejorables). Yo quiero trabajar en contenido.
35. Por contenido entiendo qué quiero
comunicar y cómo lo vuelvo poderoso, atractivo e interesante. Cómo
hago para sostenerlo.
36.- El personaje de una telenovela debe tener
una evolución en el transcurso de los capítulos, y esa evolución
debe estar provocada por el amor. Cuando un personaje hace un cambio en su vida
por amor, y eso es creíble a los ojos del espectador, entonces es cuando
la gente se sale de su oficina para ir a ver la telenovela.
37.- Mi compromiso con la gente que ve nuestras
historias es que no se vuelvan insulsas. Nuestro compromiso es aportar, que
sucedan cosas que muevan sentimientos y emociones.
38.- Debemos salirnos del arquetipo del villano que es malo porque es
malo, y ya; y el bueno que es bueno porque es bueno, y ya. Y la protagonista
es buena, virgen y medio tonta. Hay que modificar eso en el contenido para que
nuestros personajes sean más sólidos y tengan conflictos mucho
más serios
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