Julio Di Bella es director general de Canal 11, forma parte
del grupo de políticos que impulsó de cerca el triunfo de Vicente
Fox el año 2000.
Conoció a Fox en un tianguis de Guanajuato, cuando comía unas
quesadillas. Recuerda que el ahora Presidente le dio una palmada en la espalda
y le dijo: "yo quiero ser gobernador, tenemos que cambiar. Apóyame".
Años después volvería a ver a Fox para entrevistarlo, cuando
fue conductor del canal de televisión del sistema de cable de Irapuato.
Di Bella es originario de la ciudad de México. Cuando tenía 4
años de edad su papá decidió trasladarse a Irapuato, ciudad
en la que vivió toda su infancia y juventud, y en la que intentó
ser Presidente Municipal. Hoy, a sus 32 años, dirige un canal que tiene
43 años de vida.
El Once encierra para Julio Di Bella un reto complejo: lograr una estación
cultural y educativa que no sea aburrida.
José Antonio Fernández: ¿Te gusta
la política?
Julio Di Bella: Desde niño siempre me ha gustado estar en el ajo
de cualquier actividad. En la escuela destaqué, no tanto por mis calificaciones,
sino por la oratoria.
J.A.F: ¿Dónde naciste?
J.D.B.: Nací en la ciudad de México. Cuando tenía
4 años mi papá recibió una propuesta de trabajo para irse
a radicar a la ciudad de Irapuato. Tiempo después vivimos un par de años
en Monterrey. Mi papá fue
14 años director de finanzas de productos Del Monte. Veía las
distribuidoras de Centroamérica y Estados Unidos y fue director general
de las planta de Irapuato y de Monterrey. Antes de que yo cumpliera diez años
le ofrecieron irse a vivir a Centroamérica. Lo consultó con la
familia, y todos le dijimos que queríamos vivir en Irapuato. Mi papá
renunció y decidió independizarse. Montó en Irapuato un
despacho de contabilidad. Afortunadamente le fue muy bien, y ahí la familia
echó raíces.
J.A.F:¿Por qué decidieron quedarse en Irapuato?
J.D.B.: Mis tres hermanas y yo queríamos (y queremos) a la ciudad.
Éramos socios de un club social en donde teníamos muchos amigos.
Nos sentíamos muy seguros y acogidos por Irapuato. Hasta la fecha nos
vemos con toda la palomilla de amigos que ahora ya tienen hijos. Cuando trabajé
en León iba y venía todos los días a Irapuato (hacía
una hora de mi casa a la oficina).
J.A.F: ¿Qué
estudiaste?
J.D.B.: A mí siempre me han gustado dos cosas: la televisión
y los coches. Yo siempre recuerdo a las personas relacionadas con los automóviles.
Me apasionan.
En la secundaria quería ser actor de telenovela o fotógrafo. Me
metí a clases de grabado, pintura, fotografía y escultura. En
algún momento se me ocurrió ser cantante. Mi idea era buena, aunque
no la perseguí porque sé que tengo todo para serlo menos la voz.
Mi ilusión era tener un contacto directo con el público. Finalmente
estudié en Pénjamo, Guanajuato, Profesional Técnico en
Mécanica Automotriz, en el Conalep. Me recibí el 19 de agosto
de 1990. A pesar de que la escuela no fue mi pasión, sí me gradué
con Mención Honorífica. Le tomé el gusto a la carrera los
dos últimos años, aunque reconozco que nunca fui un alumno brillante.
J.A.F: ¿En dónde trabajaste al terminar
la carrera?
J.D.B.: Abrí el periódico y vi un anuncio en el que ofrecían
empleo en la Volkswagen de Irapuato. De inmediato imaginé que algún
día podría contratarme para trabajar en la planta de Puebla, en
donde producen los Jetta y los Sedán. Platiqué con mi papá.
Le dije que el trabajo era de ayudante de mecánico. Me respondió:
"¿Y? ¿Cuál es tu problema, no mantienes a nadie?"
Y me animó a entrarle.
Dudé porque me preocupaba el status, el entrar de Ayudante de Taller
no me gustaba del todo porque yo era egresado de una carrera. Sin embargo, creo
que lo más afortunado que me pudo suceder fue romper ese paradigma. Me
presenté en la Volkswagen y me contrataron. Durante algún tiempo
me tocó limpiar los talleres, recoger lo que todos los mecánicos
iban desocupando, ir por las refacciones y por las tortas. Para mi buena suerte
me topé con un señor llamado Fernando Carrera, que era el director
de ese grupo de empresas, de las que era dueño Javier Usabiaga, el actual
secretario de Agricultura del gobierno de Fox. Trabajé 3 años
y medio en la Volkswagen. Me certifiqué en todos los cursos que ofrece
la planta de Puebla. El señor Carrera me apoyó muchísimo.
Llegué a ser el Jefe de Asesores de las tres agencias del grupo (de Irapuato,
Salamanca y Celaya). Cuando entré las agencias estaban quebradas. Tuve
la fortuna de trabajar con un equipo que transformó las compañías.
Se hicieron rentables y ganamos dos años seguidos el emblema de Concesionario
Distinguido, el reconocimiento más importante que da la planta de Puebla
(mismo que no han vuelto a obtener).
J.A.F: ¿Por qué
cambias de empleo?
J.D.B.: El señor Usabiaga decidió vender su participación
accionaria en las tres agencias. Me dijo que si quería quedarme lo podía
hacer, pero mi aspiración para ese entonces era ya convertirme en Gerente
General. Pero el socio de Usabiaga eligió a su sobrino, quien también
llevaba algunos años trabajando en la empresa. Consideró que era
el indicado por el lazo familiar y por su experiencia. Ahí yo decidí
renunciar. Usabiaga me ofreció irme a sus empresas dedicadas a la agroindustria,
pero yo no quise. No era mi área.
J.A.F: ¿Cuál
fue tu primer contacto con la televisión?
J.D.B.: Cuando tuve la inquietud de ser actor, una amiga pintora de Irapuato
(Rocío Pérez) me trajo al Centro de Capacitación de Actores
de Televisa. Lo conocí, pero no entré.
En 1993, año y medio después de haberme casado, un día
mi papá llegó a mi casa y me dijo que se había encontrado,
luego de más de 20 años, a Armando Esquivel, quien dirigía
el Grupo Telecable del Centro, del que eran dueños Benjamín Burillo
y Javier Ramírez. Mi papá me dijo que Esquivel le había
comentado que buscaban a una persona que les organizara el almacén del
sistema de cable de Irapuato. Me animó para que trabajara ahí.
Era una buena opción porque tenían también los sistemas
de televisión por cable de Celaya, Aguascalientes y Querétaro.
Me entrevisté y me ofrecieron tres veces el sueldo de lo que ganaba en
la Volkswagen. Y además me dijeron que tenían la autorización
(y la intención) para crear un canal generado en cada ciudad en donde
tenían un sistema de cable. Y eso fue lo que me llamó más
la atención.
Entré como Almacenista General de los sistemas. Vi que el grupo cobraba
a mano a los 1,200 suscriptores, que tenían 1,000 contratos pendientes
de instalar y que había una fuerte corrupción al interior de la
empresa. Trabajé ahí con Hugo Aguilera (que hoy es el director
técnico de ese Grupo) y con Martha Fuentes. Logramos crear un sistema
modelo. En 1993 la televisión por cable de Irapuato tenía 1,200
suscriptores, para 1995 ya eran poco más de 20,000 suscriptores. Después
el grupo creció a Aguascalientes, Celaya, Querétaro, San Juan
del Río y Tampico. Hicimos un buen modelo en Irapuato que se repitió
en las demás ciudades, y los señores Burillo y Ramírez
tuvieron muy buen manejo y mucha visión del negocio. Fue una revolución.
J.A.F: ¿Cómo
nace el proyecto que te llevó a ser conductor de televisión?
J.D.B.: Un buen día le dije a Javier Ramírez, uno de los
dueños del sistema de cable de Irapuato, que yo sabía que tenían
los permisos para crear canales de televisión propios en cada uno de
sus sistemas. Le comenté que yo quería armar un canal. Le pedí
que me diera chance de levantar ese proyecto. Me respondió que no tenían
dinero para eso. Le contesté que yo le buscaba el dinero. Sólo
le solicité que me reemplazara de todas mis labores para dedicarme de
lleno, y que me pagara mis honorarios.
El primer canal lo sacamos al aire el viernes 13 de enero de 1995, y no nos
duró el gusto ni 48 horas, porque se incendió. Junto a las instalaciones
del canal, en un terreno vivía una viejecita indigente que prendió
fuego para cocinar y las llamas se salieron de control. Se quemaron vehículos
y mil kilómetros de cable coaxial (con el que empezaríamos a construir
San Juan del Río).
Ante la desgracia había que sacar el carácter y el entusiasmo:
a los pocos días nos comprometimos a lanzar de nueva cuenta el canal
para el mes de marzo, en la semana de la feria de Las Fresas. Y salimos al aire
en esa nueva fecha.
El apoyo lo recibimos de la sociedad de Irapuato. Cuando supieron lo que nos
había pasado, hubo gente que nos llevó focos, extinguidores, un
tripié y muchas cosas más. A partir de ahí empezamos a
hacer canales para los demás sistemas de cable. Yo conduje noticieros
y un programa informativo.
Los canales se volvieron importantes por su liderazgo de opinión. La
gente los veía. En Irapuato, el 65% por ciento de los hogares tenían
cable.
J.A.F: ¿Y ahí te contactas con la política?
J.D.B.: En la ciudad de Celaya también armamos un canal propio
del sistema. Abrimos espacios para la oposición. En ese tiempo Martha
Sahagún se lanzó para la Presidencia Municipal de Celaya. Todos
los medios le pegaban, y en nuestro canal dimos cobertura de su campaña
y la entrevistamos, al igual que a los demás candidatos. Esa apertura
hizo que se diera una amistad entre nosotros.
Yo duré un tiempo en el canal de Irapuato, en donde era conductor del
noticiario. Al salir en la televisión, una vez más tuve contacto
con los personajes de la política estatal. Empecé a hacer televisión
con una cámara muy sencilla.
J.A.F: ¿Lograban
comercializar el canal?
J.D.B.: Era totalmente rentable. El canal (13) se veía y tenía
su rating. La gente llamaba para aplaudir o reclamar.
J.A.F: ¿Y cuándo
te vas a dirigir Radio y Televisión de Guanajuato?
J.D.B.: Una mañana me llamó Vicente Fox (ya de Gobernador)
a mi oficina y me invitó a desayunar. Por el noticiero yo tenía
contacto con él y con Martha Sahagún. A Fox le había gustado
el crecimiento de los sistemas de cable y de los canales propios.
En ese desayuno Vicente Fox me invitó a dirigir Radio y Televisión
de Guanajuato. Le respondí que se lo agradecía pero que a mí
no me gustaba el tipo de política que se hacía en México.
Le dije abiertamente lo que pensaba de los políticos, y me respondió
que si pensaba tan mal de los políticos era la oportunidad para dejar
de criticar y sumarme a su equipo para cambiar las cosas.
J.A.F: ¿Qué
le dijiste de los políticos?
J.D.B.: Que yo pensaba que eran corruptos, borrachos, traidores, inestables
y mentirosos. Luego de escucharme me dijo: "tú eres un joven de
24 años, y si piensas todo eso, ¿por qué no te involucras
y te metes para cambiar las cosas?"
Acepté su invitación y entré como director de Radio y Televisión
de Guanajuato (RTG). Encontré la gran oportunidad para hacer que una
entidad pública fuera rentable, con retos y éxitos.
Transformamos lo que me entregaron. Era para llorar lo que recibí. Nos
metimos a trabajar fuerte en el recurso humano y certificamos a RTG en
ISO 9002 (fue la primera televisora en América Latina certificada en
transmisión). Nos metimos a concursar en premios de calidad y a realizar
producción propia. Fui director de RTG de 1997 al 2000. Y en el 2000
un día desperté y decidí lanzarme por la Presidencia Municpal
de Irapuato. En la última gira que hizo Fox como Gobernador de Guanajuato,
yo lo ví en el despacho de su autobús y le externé mi interés
por lanzarme de candidato a la Presidencia Municipal. Me dijo que el PAN en
ese momento sufriría una sacudida muy fuerte, y que no me recomendaba
intentarlo, "porque es muy difícil entrar al PAN y ganar una candidatura
de un día para otro. Pero si ya lo traes en la cabeza y lo quieres hacer,
hazlo".
Le platiqué a Martha Sahagún, y me respondió: "Julio,
no te metas. Tienes pocas posibilidades de ganar. Mejor ven con nosotros a la
campaña a la Dirección de Televisión". Juan Carlos
Romero Hicks también me sugirió no entrarle.
A mi me movía el deseo y las ganas por la Presidencia Municipal (en verdad
quería llegar). Yo conocía a toda la sociedad y sabía que
me tenían confianza. Hice un plan de trabajo muy serio, pero finalmente
no me dieron el registro en el PAN para competir.
J.A.F: ¿Ganó
el PAN?
J.D.B.: Sí, en Guanajuato se dio una foximanía tremenda.
J.A.F: ¿Qué
te dejó el perder?
J.D.B.: Lejos de hacer berrinches, apoyé a los candidatos y mantuve
comunicación con el ganador, que es Ricardo Ortíz (y participe
en la Coordinación de Mercadotecnia y Comunicación de la campaña
de Juan Carlos Romero Hicks, por la gubernatura de Guanajuato).
Yo creo que a nadie le gusta perder. Lo tuve que aceptar con madurez. Mi esposa
me acompañó en todo momento. Todavía tres días antes
de dar a luz a nuestro segundo hijo caminamos por una comunidad más de
doce kilómetros. A mí no me quedaba hacer un berrinche. Había
tenido apoyo de la comunidad, como el de Javier Ramírez, el empresario
de la industria del cable, que patrocinó mi campaña.
El perder me dejó varias cosas: primero, que el ser temerario y pretender
ser sólo intuitivo, no siempre resulta. Segundo, que quise ser más
vivo de lo que tendría que haber sido. Y tercero, que el ser oportunista
no te lleva a ningún lado.
Cada que paso por un momento difícil ahora, me remito a mis experiencias
de esa época.
J.A.F: ¿Ahora eres
más cauteloso?
J.D.B.: Sí podría decir que soy más precavido y
que analizo más, aunque muchas veces actúo por impulso y por intuición.
J.A.F: ¿Cómo
llegas al Canal Once?
J.D.B.: Con el gobernador Hicks tomé posesión como director
de RTG por segunda ocasión.
Luego de que Vicente Fox entró a la Presidencia el 1 de diciembre del
año 2000, Miguel Angel Correa, director del Instituto Politéncio
Nacional, me invitó a desayunar y platicamos sobre el Once. Después
vi a Reyes Tamés, el secretario de Educación Pública, quien
me comentó que estaba en una terna para hacerme cargo del Once. Y el
4 de diciembre del 2000 la señora Martha Sahagún me dijo que el
Presidente Fox me invitaba a dirigir Canal Once. De inmediato acepté.
J.A.F: ¿Cuál
fue el planteamiento inicial para dirigir el Once?
J.D.B.: Para empezar estaba yo recibiendo un canal que tenía prestigio
y buena fama, en el que se habían hecho bien las cosas. Cuando recibes
algo muy mal y logras resultados, de inmediato se ve el brillo. Pero cuando
una institución está en un buen momento, las cosas tienes que
respetarlas o mejorarlas.
J.A.F: ¿Te asumes
como un político dirigiendo el 11?
J.D.B.: A lo mejor es una contestación odiosa, pero pienso que
todos somos políticos. El 80 por ciento del trabajo de este canal es
político. Creo que para ser un buen político debes tener mucho
cabildeo, sensibilidad y buena administración. En esto es muy difícil
darle gusto a todos.
J.A.F:¿Has sido plural?
J.D.B.: Sí, sin duda. Si de algo me puedo jactar es que he sido
plural. Nadie,
ni de adentro ni de afuera, me puede decir que hay línea.
J.A.F:¿Eres panista?
J.D.B.: No, yo no me he afiliado al partido. Quedé como miembro
adherente. Todos los partidos políticos tienen sus cosas, buenas y malas,
y a mí me gusta gozar de libertad de pensamiento y actuación.
J.A.F:¿Te lanzarías de nueva cuenta como
candidato a algún puesto público?
J.D.B.: Sí, pero no tengo definido y claro en qué momento.
Si me preguntas que si lo haría en un tiempo inmediato, te puedo decir
que no.
J.A.F: El Canal 11 del
sexenio zedillista (de Lajous) fue bueno pero siempre estuvo lejos de la problemática
nacional de fondo. Nunca señalaban dedos en la llaga (subrayando que
el no molestar a los políticos les permitió trabajar y desarrollar
una buena imagen).
J.D.B.: Era un camino light, que fue mucho más afortunado que
equivocado.
Pero hoy creo que México ha cambiado, ya no estamos en una sociedad de
medias tintas. Nuestro país sigue cambiando y eso debe reflejarlo nuestra
pantalla. Pero si el cambio tiene tres pasos, considero que estamos apenas en
el primero.
Y te doy un ejemplo: apenas estamos transitando a producir noticieros totalmente
transparentes.
Más de lo que dijo Julio Di Bella en entrevista
- Cuando entré al Once valoré de inmediato tres cosas: 1) Vi que debíamos darle impulso a la serie Diálogos en Confianza,
que estaba olvidada. 2) Urgente era nombrar a un profesional al frente de Once Niños (y por
eso invité a Patricia Arriaga a ese puesto, quien había iniciado
con la barra para niños en el Once). La programación de niños
había sido dirigida directamente por Alejandra Lajous (la directora anterior),
quien lo hizo bastante bien, pero a mí me parece que la barra infantil
es una parte
fundamental de nuestra programación que requiere muchísima atención
y que es necesario impulsarla más. 3) En noticias decidí que debíamos hacer cambios de contenido,
yo no había considerado en un principio hacer cambio de conductores.
Sergio Uzeta se fue porque se molestó al ver que se le incrementó
el sueldo a Adriana Pérez Cañedo (que, por cierto, no era el adecuado).
Uzeta me mandó un mail en el que anotó que si yo no daba marcha
atrás a ese aumento de sueldo, él renunciaba. Y como un director
está para dialogar y también para conceder, si alguien quiere
retirarse yo no lo puedo mantener a fuerza aquí contra su voluntad. Además,
yo no soy una persona que me espante al primer grito. Y Uzeta se fue. - El Canal Once no está consolidado por una sóla persona o por
estrellas. El éxito del Once es que cuenta con un equipo. Aquí
hay personas que tienen trabajando los 43 años que lleva la estación.
Con un equipo, no hay por qué tenerle miedo al cambio. - Creo que al Once le faltaba una administración que tuviera rostro humano,
de contacto directo y cercanía, de trabajo en equipo. De hacer reuniones
de trabajo en las que no hubiera más monólogos sino diálogos,
acuerdos, calendarios de trabajo y fechas de compromiso. - En este primer año al frente del Once, buena parte de mi trabajo lo
he hecho en las oficinas de secretarios de Estado, líderes sindicales,
jefes de departamento, diputados y senadores, para hacerles entender que este
Canal no se maneja de acuerdo a la opinión exclusiva de ellos. - Hemos hecho dos Encuentros con los televidentes para hacernos llegar mejores
ideas que nos ayuden a tomar mejores decisiones para el Once (lo que es un hecho
sin precedentes). Hemos abierto las puertas del Once y empezado a producir programas
inusitados: como el encuentro entre los generales. - Fuimos los primeros en difundir la grabación Castro-Fox, esa fue la
nota con la que abrimos nuestro noticiario el día que se divulgó
(no después). Transmitimos la respuesta desde la Presidencia de la República
en vivo, y después también en vivo salió al aire el programa
Primer Plano. - La posición es clara: quien manda en Canal Once son los acontecimientos
que suceden en la sociedad de hoy, no tenemos ningún problema en decir
las noticias. Aunque nunca seremos irreverentes e irrespetuosos, ni pasaremos
trescientas veces cómo se estrella un avión o cómo atropellan
a los niños de un kinder. - El Canal Once debe dejar atrás ese concepto light.
Respuestas de Julio Di Bella, Director
de Canal 11
exclusivas para Canal100.com.mx
1.- El Canal Once debe dejar ese concepto light, y según nuestros estudios
el público ya lo está percibiendo así. 2.- Canal Once es una estación educativa y cultural, pero no estoy de
acuerdo en que deba ser aburrido. Eso es absurdo. Tenemos que romper con eso,
no podemos darnos el lujo de ser aburridos. 3.- Nuestras investigaciones nos indican que el público nos ve como un
canal aburrido, y esa fama nos la tenemos que quitar de encima a toda costa,
es el principal punto a vencer. 4.- El público usa el decir que ve el Once por status, aún cuando
lo vea una vez al año. Nuestro nivel de audiencia, de acuerdo a los ratings
de Ibope, ha subido de un 6% a un 20%, en promedio. 5.- Los chavos de 13 a 18 años no encontraba nada en nuestro canal. El
Once estaba diseñado para niños y para adultos mayores de 25 años.
Nosotros queremos dirigirnos a los niños y a los jóvenes. 6.- De la programación mexicana que se produce para niños, el
60% la realiza el Once. 7.- Nuestros programas exitosos no los podemos comercializar porque somos permisionados
(la ley lo prohibe). 8.- Cuando trabajé en la distribuidora de periódicos y revistas
en Irapuato le empecé a tomar gusto a la política. Leía
todas las revistas y periódicos, por mi vista pasaban todas las portadas
y me empecé a enterar de lo que sucedía en todo el país,
no sólo en Irapuato. Me informaba desde todos los ángulos, porque
cada publicación tiene un punto de vista diferente. Conocí a políticos
de Irapuato y gente importante que iba a comprarnos periódicos. Platicaba
con ellos. El Presidente municipal llegaba por Impacto, Quehacer Político
y Proceso. También conocí ahí al director de la Policía,
al Juez y a muchas personalidades del pueblo. A la hora de la distribución
de los periódicos se hacía la chorcha política, porque
los mismos voceadores me contaban quién era quién en la ciudad. 9.- En 1986 le pedí a quien hoy es mi suegro para visitar su casa. Me
dijo que no tenía que pedírselo. Sin embargo le aclaré
que le solicitaba visitar su casa de otra forma, ya no como su empleado (de
la distribuidora de periódicos). Le hice saber que mi intención
era declarle mi amor a su hija, quería que fuera mi novia. Yo le pedí
permiso y me lo concedió (aunque se quedó frío). Me le
declaré a su hija y hoy es mi esposa. Me casé en 1992, a los 22
años. Mi esposa (María Eugenia Díaz de León), ganó
el concurso del periódico El Diario de México, como la mejor estudiante
del país. El premio se lo entregó el entonces presidente Carlos
Salinas. Estudió en el Tec de Monterrey, Administración de Empresas. 10.- Un buen día yo estaba comprando unos tenis en un tianguis cuando
llegó a darme una palmada en la espalda un señor grandote, de
barba, camisa azul y una hebilla también grandota que decía Fox.
Me dijo que quería ser gobernador de Guanajuato. Le pregunte por qué
partido. Me respondió que por el PAN. Yo le dije que nadie ganaba por
el PAN. Me volvió a repetir que quería ser gobernador y se siguió
caminando por el tianguis para presentarse con la gente que andaba por ahí.
Ese fue mi primer contacto con Vicente Fox. 11.- Radio y televisión de Guanajuato era una estación permisionada.
Cuando llegué a dirigirla ni siquiera tenía cobertura de transmisión
(no se veía) y vivía en números rojos (desde su origen,
17 años atrás). Corregimos técnicamente el sistema de radiación.
Yo le pregunté al gobernador Fox cuánto tiempo tenía para
dar resultados. Me dijo que tres meses. Me comprometí a tres cosas: primero,
que Radio y Televisión de Guanajuato técnicamente sí se
viera y escuchara; segundo: que fuera una entidad pública autofinanciable;
y, tercero: que tuviera credibilidad. Le pedí que se comprometiera en
dos cosas: que me apoyara al cien por ciento (lo que significaba acordar directamente
con él y formar un consejo ciudadano), y darme autonomía absoluta
en la toma de decisiones, incluyendo la línea editorial. El gobernador
Fox me dijo: "juega".
Y te puedo decir que nunca recibí una llamada de atención ni de
él ni de su gente, y no éramos precisamente el medio más
dulce con ellos. Fuimos muy críticos y muy severos. 12.- En Radio y Televisión de Guanajuato pedí ayuda al ingeniero
Martínez Jáuregui, que en paz descanse. Se la pedí advirtiéndole
que no tenía con qué pagarle. Me apoyó al día siguiente
por la mañana. Con sus ingenieros analizó el espectro radioeléctrico
de Guanajuato. A los 4 meses le compramos 4 transmisores FAGSA, que son invención
de él. RTG los pagó con sus propios ingresos. Hoy media red nacional
de televisoras públicas trabaja con transmisores FAGSA. 13.- Quien también nos ayudó de manera importante en RTG fue Luis
Urzúa, director de VideoGrylm. A él lo conocí casualmente
en una gasolinera. Platicamos dos o tres cosas. Al día siguiente llegó
a RTG con una camioneta cargada con equipo. Me dijo que iba a jalar. Echó
a andar un master que estuvo un año funcionando gratis en el canal. Para
ese momento el canal ya se veía en un 70% del Estado de Guanajuato (cuando
llegué la señal cubría sólo el 12%). 14.- Hicimos rentable RTG porque dimos servicios de producción por los
que cobrábamos. Rentábamos los equipos a VideoGrylm y RTG se allegaba
recursos. Tiempo después RTG pudo comprar una unidad móvil (a
la empresa Color Cassettes) y otros equipos, además de que con muchos
trabajos conseguimos un permiso de la Secretaría de Comunicaciones para
que pudiéramos recibir dinero de patrocinios (porque RTG es permisionada,
igual que Canal 11, y no puede comercializar). 15.- Cuando estuve en RTG, el gobierno federal regateba al gobierno de Fox cualquier
nueva medida que fuera buena para el gobierno de Guanajuato. 16.- Cuando yo recibí RTG teníamos de presupuesto 6 millones de
pesos. Cuando salí el presupuesto anual de RTG era de 27 millones de
pesos. De ingresos llegamos a percibir 9 millones de pesos. Muchas televisoras
siguieron nuestro modelo, como Aguascalientes y Campeche. Logramos un 48% de
producción propia. 17.- En el camino he encontrado amigos que me han ayudado, como Angel Muñoz,
a quien acudí cuando hice el primer canal en cable; Enrique Quintero,
de quien siempre tengo algo que aprender; y en RTG invité de mi consejero
a Humberto Aguinaga, quien había sido director de la misma RTG (desde
mi punto de vista, el mejor). Humberto fue un gran asesor para mí. Tuve
mucha comunicación con él. 18.- Mis consejeros en RTG eran Martha Sahagún, Juan Carlos Romero Hicks,
José Luis Romero Hicks, Eduardo Sojo, Ramón Martín Huerta
y Ramón Muñoz. 19.- Mentiría, si dijera que no me importa el rating de Canal 11. 20.- El México actual es de niños y jóvenes, por eso queremos
hacer un esfuerzo para llegar a los niños, es un público al que
debemos atender. 21.- Hay que preguntarse: ¿el Estado está en condiciones de seguir
subsidiando a sus canales de televisión? Yo veo una respuesta: darle
atribuciones para comercializar de manera franca (porque el 11 ya es competitivo
y podría hacerlo, pero la ley lo limita). 22.- Las marcas comerciales sólo invierten unos 4 millones por año
en tiempos publicitarios del Canal 11. 23.- Yo no recomiendo vender el Canal 11 ni unirlo al 22. Son dos públicos
distintos. El Canal 22 está dedicado a las bellas artes y más
espacios de su programación los dedica a cuestiones de mayor nivel intelectual.
Mi recomendación es que tanto al 11 como al 22 se les den recursos y
facilidades para operar en serio. 24.- El presupuesto del Canal 11 es de 19 millones de dólares al año.
Yo creo que con 40 millones haríamos todo lo que la gente piensa que
debe producir y programar un canal de televisión pública de buen
nivel. 25.- Canal 11 necesita 60 millones de dólares para ponerse al día
en equipo. 26.- Como director del 11 cada día debo buscar alternativas de apoyo. 27.- El 11 podría llegar a ingresar millón y medio de dólares
al año por venta de programación. 28.- Una alternativa muy valiosa para el 11 es promover el mayor número
de coproducciones posibles, con mexicanos y extranjeros. 29.- A mí no me trajeron para sentarme en un sillón y cruzarme
de brazos, me trajeron para hacer un canal existoso, y lo vamos a conseguir.
Sé que a las grandes cadenas les incomodan los éxitos del 11,
pero yo vine aquí a trabajar. Y vamos a sacar adelante al 11 dignamente.