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Por José Antonio Fernández
Fernández
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Sophie Gómez es protagonista de la película El Buquinista de Gibrán Bazán, en la que no dice una sola palabra. Interpreta a un personaje de alto contenido erótico y muy amoroso a la vez. Primero provoca nostalgia al personaje y después un deseo irrefrenable, luego el deseo por verla en pantalla es del público. Es la motivación número uno de la película: alegría y tristeza, amor para siempre.
Le pregunté cómo consigue tener tanta fuerza en escena. La consiguió también en la serie El Señor de los Cielos, su interpretación de un personaje marginal se vuelve protagónica en todos los capítulos que aparece en la trama.
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Así me responde Sophie Gómez cuando le pregunto el por qué logra tanta fuerza en pantalla, es de una sensualidad desbordada: "hacer escenas de corte sensual es algo que no me da miedo, sé que al no tener miedo les facilito el trabajo a los directores. No tengo mucho pudor, considero que como actriz mi cuerpo es una herramienta de trabajo, soy yo completa. Me llevo bien con mi cuerpo, no tengo ningún problema o conflicto de mostrarlo. Sé que a algunas actrices les causa conflicto, a mí no. Para mí, mi cuerpo es mi cuerpo y me siento bien con él. Le estoy muy agradecida por todo lo que me permite, sentir y hacer".
Agrega Sophie Gómez: "En la película El Buquinista de Gibrán Bazán, sí tengo una carga erótica muy fuerte, lo sé. Por supuesto no me da pena, me parece que está muy bien hecha. No hay nada vulgar en ninguna escena, por el contrario. La película es muy poética y el fotógrafo encontró el tono, es increíble, hace un trabajo espectacular".
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Los desnudos y las escenas eróticas siempre son tema de polémica en las producciones audiovisuales, las critican más quienes consideran que no deben aparecer en las historias a menos de que estén bien justificadas. Lo que llama la atención del poder actoral de Sophie Gómez, es que por su altísima carga de sensualidad amorosa, sacude la conciencia del espectador y explica el por qué la historia da giros inesperados, entonces es cuando el desnudo se hace indispensable para comprender a los personajes.
Sophie Gómez tiene ese poder en pantalla que hizo fuerte a la Época de Oro del Cine Mexicano, es protagonista en papeles protagónicos y de reparto.
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José Antonio Fernández: Me dijiste: con Gibrán Bazán estoy en las películas que él quiera.
Sophie Gómez: Las películas de Gibrán Bazán son muy personales, muy intimistas, apelan al onirismo, a la imaginación. Están llenas de poesía, son historias que te transportan a otro lugar físico y de la mente también. Te hacen viajar, y eso es lo que al menos yo quiero que me suceda cuando voy al cine.
José Antonio Fernández: El Buquinista es una película que va creciendo, es muy sentimental. Tú personaje es central para que la historia crezca.
Sophie Gómez: Es una declaración de amor profunda, hermosa y poética.
José Antonio Fernández: Tus escenas sensuales siempre consigues potenciarlas al máximo, de ser sensuales suben a niveles de pasión desbordados. Enciendes a los espectadores, pero no solo por tu intenso erotismo, sino que con tanta pasión cambias la historia: de ser solo pura sensualidad y erotismo se vuelve pasión desmedida y entonces llega inevitablemente la historia de amor.
Sophie Gómez: En el caso de El Buquinsita conozco a José Carlos desde hace once años, se dio una buena química.
Es curioso, porque en el caso de El Señor de los Cielos conocí a Rafael Amaya cinco minutos antes de hacer la escena, y creo que también es de alta intensidad. Nos pusimos de acuerdo en un momento en alguna medida, y grabamos.
Las escenas eróticas no se preparan, son como un salto en bungee.
Yo estoy convencida de que el actor debe dar esa sensación de estar, y es algo que debe conseguirse en cualquier tipo de escena, incluyendo las eróticas.
Esa sensación de estar es hacer sentir al espectador de que efectivamente estoy ahí y estoy haciendo o diciendo eso que el espectador ve en escena.
Si el actor consigue estar en la escena, con todo lo que significa esta frase, entonces es cuando la escena logra una potencia y el público se mete de forma natural, sin esfuerzos, de lleno a la historia y siente y se emociona con todos sus sentidos, con su mente, su cuerpo y su corazón.
No hay nada más incómodo que una escena de amor en la que alguno de los actores no se sienta cómodo o no esté, eso lo perciben los espectadores y puede dar al traste hasta con toda la emocionalidad de la película.
José Antonio Fernández: Tu personaje en la película El Buquinista tiene una característica que simboliza la magia del cine y siempre encanta a los espectadores: no habla pero es protagonista y en buena medida es el que da sentido a la historia.
Sophie Gómez: Desde un principio supe que mi personaje no hablaría, pero nunca imaginé que fuera a ser tan importante.
Cuando vi mi crédito me sorprendí porque recordaba que mi participación es muy chiquita.
En esta historia sucede que mi personaje también adquiere importancia a través de los ojos de los demás personajes, esto viene desde el guión y lo subraya la dirección.
José Antonio Fernández: ¿Cómo construiste a tu personaje en El Buqinista?
Sophie Gómez: Como actores debemos considerar que somos un elemento de una película, a veces no vemos eso porque somos egocéntricos, pero no todogira alrededor de nosotros.
Lo importante fue dar ese tono que pidió Gibrán: "mira al horizonte"
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