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Por José Antonio Fernández
Fernández
Gibrán Bazán se presentó en el mundo del cine en México con su largometraje Generación Spielberg, con el que obtuvo el premio a la Mejor Fotografía en el Festival Pantalla de Cristal.
Ahora recién estrenó su segunda cinta: El Buquinista, consiguió proyectarla de forma simultánea en la Cineteca Nacional y en Cinépolis con funciones llenas.
Bazán produjo ya su tercera película y va por la cuarta, para la primera sí recibió apoyo de fondos públicos (en el tramo de la postproducción). En el caso de las siguientes tres, los fondos públicos le dieron el NO pero productores extranjeros se interesaron y le dieron un gran SÍ.
La historia de Gibrán Bazán como guionista, fotógrafo, productor y director independiente podría ser tema hasta para hacer una película. Está llena de sorpresas, sin duda es fuente de inspiración para realizadores de todas las edades con un mensaje: es posible todavía hoy, encontrar productores para realizar cine de autor.
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José Antonio Fernández: Cuéntame cómo le ha ido a tu película Generación Spielberg, con la que ganaste Mejor Fotografía en el Festival Pantalla de Cristal.
Gibrán Bazán: Para mí fue una experiencia maravillosa, y lo sigue siendo.
En su corrida de estreno, Generación Spielbeg estuvo diez semanas continúas en la Cineteca Nacional.
Es una película totalmente de autor, rompió con todos los esquemas.
Luego del estreno participó en más de 20 festivales. Además de ser premiada en el Festival Pantalla de Cristal en México, también ganamos en la India, lo que provocó que fuera doblada a 4 idiomas que se hablan en ese país.
Te puedo decir que es una película muy rentable, independiente.
Desde que la iniciamos se armó de forma guerrera.
Todavía hoy nos llegan cada 15 días, vía la Secretaría de Relaciones Exteriores, invitaciones para que participe en festivales de distintos países. A 4 años de su estreno sigue festivaleando, es un caso fuera de serie. Creo que único.
José Antonio Fernández: Eres guionista, productor y director de tu propio cine, que lo identifico como cine intimista. Observo que ese cine intimista es más que un estilo, es toda una intención de vida.
Gibrán Bazán: A mí me aburre mucho el dinero y todas esas historias que hablan de dinero como centro de vida; como el que mata a alguien por dinero, engaña o se mueve solo por dinero.
Me parece que centrar la motivación de la vida en el dinero es lo más aburrido del mundo, pero a esa temática nos quiere acostumbrar la tendencia que se da hoy en el cine. Te dicen que el dinero es lo máximo en la vida y que el estado de cosas no se puede cambiar. Que lo establecido, establecido está, y que casi, casi, no hay más opciones.
Mi cine camina por otro lado, yo quiero poner en pantalla nuestros tormentos interiores, lo que buscamos como seres humanos. Mira, ¡nacemos desnudos y nos vamos desnudos!
En nuestro trayecto de vida yo siento que es muy importante cuestionarnos de dónde venimos y hacia dónde vamos.
José Antonio Fernández: ¿Cómo logras producir tu segunda película, El Buquinista?
Gibrán Bazán: Buscamos también fondos públicos en cuatro ocasiones, pero no tuvimos respuesta. Entonces salimos a buscar coproductores fuera de México.
Enviamos correos, hicimos llamadas y conferencias de larga distancia con productoras francesas y un buen día llegó la respuesta. Les gustó que nuestra película tuviera a los libros en la temática central junto con una librería de viejo y cuestionamientos profundos de voz en off a la manera de la Nouvelle Vague.
En Francia encontramos coproductores en menos de 6 meses, nos dieron una tercera parte de lo que necesitábamos.
José Antonio Fernández: Produces tu tercera película que es Arritmia. ¿Encontraste coproductores en Europa?
Gibrán Bazán: Buscamos también fondos públicos en México y no recibimos respuesta. Lo intentamos en cuatro ocasiones.
Entonces fue que inscribí la película en el Festival de Taormina en Italia, ellos buscaban historias que no tuvieran que ver con la mafia
Lo apoyan extranjeros
Gibrán Bazán prepara ya su cuarta película, se llama Kintsugi, para la que también encontró coproductores fuera de México.
Kintsugi es una palabra japonesa que significa toda una filosofía de vida. Le dicen Kintsugi al arte japonés de reparar una pieza de cerámica rota, unen las piezas con oro de forma delicada y crean una obra de arte.
Bazán es el productor independiente mexicano de cine que marca el camino para conseguir realizar cine de autor con fondos que encuentra fuera del país, lejos de Hollywood.
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Producir cine en México tiene un nivel de complejidad mayor porque la gran mayoría de las películas mexicanas no consiguen rentabilidad en taquilla, lo que inevitablemente lleva a la pregunta: ¿debe producirse cine sin importar la respuesta que se obtenga en taquilla?
La respuesta es sí: todo el planeta lo hace igual, nadie sabe cuándo una película conseguirá vender boletos en taquilla, eso no tiene remedio. Así es.
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Cineastas como Bazán hacen mucho bien a la industria cinematográfica porque arriesgan todo con los recursos mínimos, lo que siempre abre caminos que llegan al corazón de quienes realizan las películas y también del público.
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Hoy, que de pronto a partir de No se aceptan devoluciones y Nosotros los Nobles se puso de moda hacer cine comercial, las películas de Gibrán Bazán no encuentran apoyo en México pero sí en el extranjero. Da para pensar
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