Tony Dalton consigue brillar en todos los papeles que interpreta, igual en series que en películas. Muy destacadas sus actuaciones en La Dictadura perfecta y también en las series Los Simuladores y Sr. Ávila.
No se acartona, sabe encarnar personajes muy distintos. Conservando su propio estilo, va del hombre bueno al maquiavélico hasta llegar al asesino a sueldo.
Cierto, Tony Dalton siempre es Tony Dalton a cuadro, pero al mismo tiempo sabe dar vida a personajes que no se olvidan y son muy distintos entre sí. En la entrevista me cuenta cómo consigue crear cada uno de sus personajes, utiliza una fórmula conocida que en él produce extraordinarios resultados.
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Entrevisté a Tony Dalton al salir de los premios Canacine, me dijo cuando le invité a conversar: "es que yo no sé dar entrevistas". Lo vi dudar la entrevista se dio.
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José Antonio Fernández: ¿Qué te ha dado y qué te ha quitado tu personaje de la serie El Señor Ávila?
Tony Dalton: Es un personaje que todavía está en proceso. Iniciamos ya la producción de la tercera temporada.
Interpreto a un asesino a sueldo, su vida es la muerte. Meterse a filmar a un personaje de este tipo es entrar a un mundo en el que todo es mórbido, serio.
El actor está hecho justo para interpretar incluso a este tipo de personajes a los que nunca tendré la oportunidad quizá ni de conocer, y menos de convivir con ellos en la vida cotidiana.
José Antonio Fernández: ¿Cómo le haces para crear un personaje, de dónde tomas la inspiración que te permite definir sus características y construirlo?
Siempre consigues que tus personajes tengan mucha fuerza, hacen sentir su poder en pantalla.
Tony Dalton: Depende, de distintas maneras.
La escuela de actuación con la que yo aprendí me enseñó el método de buscar ese animal que retrate muy bien a mi personaje. Con base en el carácter y la manera de reaccionar de ese animal yo defino características para entrar a escena.
Hay que poner atención en todos los detalles.
José Antonio Fernández: ¿Me puedes poner ejemplos del método?
Tony Dalton: En el caso de la serie El Señor Ávila, es como un caballo muy grande o un águila de gran fuerza. Con base en esa imagen inicial hay que definir la postura, que siempre es muy importante, al igual que la mirada, la forma de ver.
Bajo la misma imagen del animal que selecciones necesitas caminar de una cierta forma. También, por supuesto, es indispensable decidir el tono de voz y el ritmo con el que hablas, la cadencia, la manera en que expones las ideas.
Igualmente define el personaje cómo se para en cada lugar y el cómo reacciona en los distintos momentos dramáticos de la historia.
Cada personaje debe identificarse también por palabras que utiliza en escenas relevantes.
Ser actor es todo un trabajo que requiere mucha elaboración, estudio, todo para que tu personaje logre comunicarse con el público.
José Antonio Fernández: ¿Aceptas consejos cuando estás definiendo ese animal con el que das forma a tu personaje?¿O lo defines tú en soledad?
Tony Dalton: También depende del proyecto.
A mí me gusta mucho tener un diálogo con el director para estar de acuerdo.
Lo más importante es entender el tono de la puesta en escena, si es una farsa o un drama, una comedia o un melodrama.
El tono influye mucho en la decisión a tomar.
Como actor puedes tener una idea, pero cuando dialogas con el director es posible que el concepto cambie. Que lo acentúes más o menos o que de plano mejor busques otras características para que tu personaje a interpretar dé mayor fuerza a la historia.
Si no defines el tono con el director, te estás echando al agua sin salvavidas.
Esto no se trata de "a ver qué sale". Siempre es mejor conversar con el director, que es el creador de la serie.
José Antonio Fernández: En el caso de Los Simuladores, ¿con qué animal definiste tu personaje?
Tony Dalton: Ahí fui una jirafa , que siempre es altiva, observa desde arriba todo el panorama con su calma característica que impone.
En cambio, en el caso de La Dictadura Perfecta el animal fue una gacela. Es muy ágil, veloz, atiende todo al mismo tiempo y no se le va ningún movimiento a su alrededor
En este Siglo XXI, las series de televisión aspiran a ser tan artísticas como las películas, no tenían antes ese afán.
Por supuesto, en los sesenta, setenta, ochenta y hasta en los noventa se produjeron series de televisión con producción tipo cine de primerísima línea, tremendamente imaginativas y con valores de producción muy destacados. Imposible olvidar El túnel del tiempo, Los invasores, La-ssie, Flipper, Viaje a las estrellas, el Dr. Kildare, Mannix y la extraordinaria serie Los años maravillosos. Fue Hollywood siempre quien marcó la pauta al mundo en series de televisión hasta que de pronto en el Siglo XXI empezó el despertar de América Latina (el caso de El Chavo y El Chapulín que vienen desde los setenta, se cuece aparte).
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En México nació la telenovela como género de producción en 1958, lleva más de 50 años lidereando los niveles de audiencia en Latinoamérica y decenas de países de todo el mundo, mérito suficiente para estudiarlas y al menos intentar comprenderlas. También por supuesto, darles valor.
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No habían batallado mayormente las telenovelas con las series de televisión hasta que apareció en pantalla la serie 24: su fórmula adictiva, idéntica a las telenovelas, contagió a todas las series que a partir de esa fecha se producirían en el planeta.
Adiós a las series que inician y terminan en el mismo capítulo, el método de la telenovela mexicana resultó el idóneo para que las series resurgieran.
Importante decir que las series de televisión del Siglo XXI no tienen los niveles de producción de las series de Hollywood del Siglo XX, pero sí cuentan con el elemento adictivo: una vez que el espectador se engancha, la única opción es seguirlas viendo hasta terminar el último capítulo. Se cumple con el mismo ritual de las telenovelas inventadas por los mexicanos.
Y en el Siglo XXI también Mexico decidió probar suerte en la producción de series de televisión hechas tipo cine, que en realidad no son cine ni telenovelas: destacan ya varias series producidas en México, en tres de ellas el protagonista es un actor que ha logrado crear interpretaciones de poder que dan punch a las series. Acompaña sus diálogos con movimientos corporales de significado mayor. Es Tony Dalton el actor mexicano que mejor comprende cómo actuar en series de televisión