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Por José Antonio Fernández
Fernández
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Luis Urquiza es el realizador de Obediencia Perfecta, cinta que obtuvo 9 premios en el Festival Pantalla de Cristal incluyendo Mejor Película, Mejor Director y Mejor Actor y 3 premios Ariel de la Academia, por Mejor Guión Adaptado, Revelación Masculina y también Mejor Actor (Juan Manuel Bernal).
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Luis Urquiza toma una sabia decisión cuando decidió lanzarse a producir la cinta Obediencia Perfecta: en ningún momento pretende que los espectadores cierren los ojos o salgan de la sala por no poder soportar una historia tan tremenda. Su crónica es más fina y profunda, la narración avanza poco a poco, sin titubeos y sin prisa.
Frente a los ojos del espectador se dibuja la vida del Padre Maciel, personaje que logró engañar a miles, increíblemente más a ricos y famosos devotos, a pesar de que su comportamiento en lo muy privado, casi secreto, fue el de un criminal que jamás recibió castigo legal.
De manera sutil y hasta elegante (lo que eleva el dramatismo de la cinta), Urquiza muestra en pantalla lo que es la obediencia perfecta: que una persona haga lo que en realidad otra quiere,
pensando que actúa por propio gusto, propia voluntad y total autonomía.
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Luis Urquiza fue seminarista y me confiesa y confirma que jamás sufrió ningún tipo de abuso. Hacer Obediencia Perfecta lo tomó como una obligación, una causa, de ahí que el tono de la cinta permita que pueda ser vista por todo tipo de persona de cualquier ideología, conozca o no la historia de Maciel. No es una cinta estrictamente biográfica, se trata de un largometraje que describe cómo el abuso de menores por parte de sacerdotes se puede dar de forma maquiavélica con el aparente consentimiento de las víctimas.
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José Antonio Fernández:¿Eres director de origen o productor?
Luis Urquiza: Producir es una de mis pasiones.
Me inicié siendo productor, mi primera producción la hice con Don Jaime Alfaro. Fue en la película Extraños caminos, fui asistente de producción.
He sido el productor de Andrés Bustamante en Olimpiadas y Mundial. Participé en la producción de Nada Personal y en la telenovela Hombre tenías que ser.
José Antonio Fernández:¿Por qué decides lanzarte como director?
Luis Urquiza: Se cruzó la coincidencia de encontrar una historia con mi deseo de querer dirigir una
película.
Leí la historia Obediencia Perfecta de Ernesto Alcocer, me impactó el relato. Hablé con él y trabajamos juntos en la adaptación a cine.
José Antonio Fernández: ¿Desde el inicio pensaste en dirigirla?
Luis Urquiza: Sí, me di confianza desde el principio para ser el director.
Yo quería contar la historia. Narra de forma muy clara el manejo que tienen los curas pederastas. Considera que en ese momento el caso de Maciel y de otros sacerdotes estaba muy fuerte en la opinión pública, ya en más medios.
José Antonio Fernández: Tiene algo qué ver con tu historia personal, ¿sé que fuiste seminarista de joven?
Luis Urquiza: Efectivamente estuve en un seminario, no con los Legionarios. En mi caso no sufrí jamás ningún tipo de abuso, para mí fortuna eran otras las normas.
Lo que a mí me impactó fue el caso de los Legionarios, de llevarse a los jóvenes 15 ó 20 años sin permitirles ver a la familia. Todavía hoy me parece impresionante saber que la sociedad durante mucho tiempo permaneció callada, hasta que surgieron las denuncias de Pepe Barba y Saúl Barrales y los reportajes por televisión de Ciro Gómez Leyva y después de Carmen Aristegui y Javier Solórzano.
José Antonio Fernández:¿Dirigir Obediencia Perfecta tiene un significado profundo de vida para tí?
Luis Urquiza: Sí, por supuesto. Sin duda.
Es mi primera película como director y toca un tema que me interesaba llevar a la pantalla.
Preparamos la película de forma muy cuidadosa, para mí el resultado es maravilloso. Hoy me quiero dar chance de hacer otra cinta.
José Antonio Fernández: Decidiste contar la historia a la manera clásica, totalmente lineal y comprensible.
Luis Urquiza: Creo que había que contarla así, de manera clásica, muy formal.
Con un tema tan complicado, decidí no incluir escenas que fueran burdas, no era mi interés molestar al espectador.
Mi interés siempre fue que el público saliera del cine y la recomendara, por eso cuidé todas y cada una de las escenas junto con los diálogos.
No es sencillo recomendar una película de abuso infantil, la audiencia puede impactarse demasiado y querer cerrar los ojos.
Ante un tema aterrador, la interpretación de Juan Manuel Bernal es clave y muy valiente para que la película fluya y el espectador la vea de principio a fin, se atreva a verla, a lo que debo sumar la explicación propia de la narración.
En la película se explica con detalle cómo se da ese abuso, que en apariencia no se sucede a la fuerza.
José Antonio Fernández: Sé que le hiciste una prueba de casting muy complicada a Juan Manuel Bernal, y que él peleó por el papel del Padre De la Cruz.
Luis Urquiza: Hay actores que pelean por lo que quieren, como fue el caso con Bichir en la película Hidalgo, en la que también hice la producción.
Hay actores que se niegan a hacer castings.
En cambio, Juan Manuel Bernal fue al casting y al ver mi falta de experiencia y también mis ganas por hacer una película, me dijo: tú necesitas aquí a un actor como yo. Le respondí que lo veía viejo para el papel, traía barba. Su respuesta fue: me la quitó, sin problema.
En ese momento fue que le pedí entrara a un salón de clases en el que estaban 40 jóvenes a los que preparábamos para ser los seminaristas. Le dije a Bernal: debes hacer una improvisación, tú eres dios y debes convencerlos de que así es. Parte de la siguiente historia: uno de los jóvenes metió de contrabando al seminario una revista Playboy. Debes castigarlo.
No le dije más, entró y armó toda una improvisación. Lo que sucedió en ese salón de clases pasó a ser parte clave del guión de la película.
José Antonio Fernández: Luego de exhibir Obediencia Perfecta, qué te trajo la película?
Luis Urquiza: Te puedo decir que he visto no pocos casos en los que luego de hacer una película los que intervienen quedan frustados y difícilmente se plantean producir la siguiente.
Conmigo y todo el equipo sucede que estamos listos ya para la próxima, nos sentimos muy satisfechos de haber realizado Obediencia Perfecta, una película durísima que está siendo reconocida en festivales con premios y por el público
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Más respuestas de Luis Urquiza
Conversé con Luis Urquiza en el Palacio de Bellas Artes la noche en que recibió el premio Ariel. Le dije que la película Obediencia Perfecta pasa a la historia como un
largometraje muy importante para el cine y la sociedad de México. Me respondió así: es una cinta sobre el poder.
José Antonio Fernández: ¿Qué sigue para tí después de la película Obediencia Perfecta?
Luis Urquiza: A mí me interesan siempre más las historias que tienen contenido social.
Estoy trabajando la historia de Florence Cassez, podría ser que la lográramos filmar.
Hay que tener paciencia con los proyectos, hacer una película lleva entre cinco y seis años. Es necesario dedicar muchas horas de escritorio antes de salir a buscar fondos, que no se
consiguen fácilmente y menos con temas difíciles.
José Antonio Fernández: Me contaste que la realización de Obediencia Perfecta fue muy rápida, la producción fue a alta velocidad.
Luis Urquiza: Nos obligó a filmar rápido la misma temática.
La experiencia que tengo como productor me dice que hay muchos tiempos de producción que no se utilizan para filmar. Todo el aparato que se lleva para la grabación provoca que el proceso de producción sea muy lento, y eso puede no ser bueno para la película.
En este caso el maquillaje fue natural y el vestuario sencillo. Conseguimos muy buenas locaciones, lo que ayuda mucho a la historia.
Considera además que estábamos filmando en lugares religiosos, en una iglesia de la Del Valle y en lo que era el Colegio de los Lasallistas, en donde ahora viven monjas, quienen conforme avanzaba la producción nos empezaron a ver mal.
Debíamos apresurarnos y valorar las locaciones, tú sabes que hay escenas que no necesitan un lugar específico pero para otras sí es
fundamental.
En total la película nos llevó 4 semanas. Teníamos planeado quedarnos tres semanas en el Colegio y encontramos la manera de hacerlo en dos.
Trabajamos a alta velocidad porque también sentimos que podía llegar alguien y parar el largometraje.
José Antonio Fernández: Obediencia Perfecta pudo haber sido una película obscura con tomas cerradas, y justo la hicieron al revés. Se ven los espacios y hay mucha luz en el set, lo que no impide comprender la terrible historia.
Luis Urquiza: Los seminarios son enormes, hablan del gran espacio que te venden.
Yo le pedí a nuestro fotógrafo, Serguei Tanaka, ver los espacios,
su inmensidad. Con el equipo técnico de EFD, de Gina y Eduardo Terán, Serguei tuvo toda la capacidad para mostrar la atmósfera con todo su poder.
José Antonio Fernández: Como director mostraste aprecio por el trabajo de producción
BOOM de Producción de Películas
Juan Manuel Bernal me contó en entrevista cómo fue la prueba que le hizo Luis Urquiza para que se quedara con el papel del Padre de la Cruz en la película Obediencia Perfecta: "Sí me hizo una prueba para el personaje muy especial. En un salón de clases reunió a más de 30 jóvenes que participaban en el casting (con Margarita Mandoki) para el papel de seminaristas. Sin guión de por medio para nadie, Luis Urquiza me dijo que entrara al salón de clases, que yo era dios y había descubierto que unos de los jóvenes seminaristas se había atrevido a meter a escondidas a la escuela una revista Playboy. Habría reunido a sus compañeros en el baño para verla juntos.
Entré al salón de clases vestido de civil, no como sacerdote. Al instante los jóvenes comprendieron perfecto quién era yo, se metieron sin más en la ficción al igual que lo hice yo. Al que traía la revista terminé castigándolo ante todos sus compañeros de una forma que imaginé en ese momento, arrodillado en calzones con los brazos extendidos y dos biblias en cada mano: lo crucifiqué.
La escena improvisada del castigo quedó tal cual en la película".
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Juan Manuel Bernal ganó el premio al Mejor Actor en el Ariel y también en el Festival Pantalla de Cristal.
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